«Hilda me buscó para apoyarla a corregir algunas fallas, por lo cual la invité a mi casa y me encontré a una persona que en esos momentos que tenía su auto-estima por los suelos… Pero a partir de entonces comenzamos a trabajar tanto la técnica como su estado animico, esto último fundamental, y al ver en el poco tiempo los resultados sorprendetes ante una vocación definida indiscutible además de tener una dedicación digna de respeto y sobre todo, por haberse sobrepuesto a si misma y recuperar su verdadero valor, su grandeza, opté sin pensarlo dos veces en darle la sorpresa el día de su reaparición en la Plaza de Toros México más que como algo que ella buscó, algo que supo ganarse ante mis ojos. Antes de enfundarse el vestido de seda y oro le participé que ya tenía apoderado, y que era yo, por lo que a partir de ese momento contaba con mi apoyo incondicional y estaría bajo mi administración taurina… Por lo que veo en Hilda, puedo creer sin dudar, que le espera un presente y futuros determinantemente brillantes, prometedores y de éxito… Comenzamos a recorrer un nuevo camino en donde Arruza y Tenorio, sé que llegaremos a las metas que nos hemos propuesto» (Manolo Arruza)