Se anunciaba la primera corrida de toros de la feria de Córdoba, como la torista del ciclo. La afición de la ciudad de los Califas, ha quedado demostrado en numerosas ocasiones, que no acude a la plaza si no a otra cosa que divertirse. Por ello de un tiempo a esta parte, no le importa el pial que luzcan los toros. Solo le interesa que el festejo ofrezca garantías suficientes para su satisfacción. Con ello no quiero decir que a los cordobeses no les importe el toro. Tontos no son, quieren un toro integro, bravo y enrazado, pero le da igual que al cartel se le cuelgue la etiqueta del torismo mal entendido. Luego el juego de los toros de Marqués de Domecq vino a darles la razón. Toros desiguales en todo, menos en una cosa. Falta de raza. No con pretender una cosa, se consigue dicha pretensión. (Crónica de Salvador Jiménez)