Punto y final a la feria de Córdoba 2010. El festejo de rejones se ha convertido en el tradicional broche a la feria de mayo cordobesa. Poco que contar de un festejo en el que los toros de Castilblanco se han prestado poco al lucimiento. Con el encaste murube está pasando igual que con el de domecq a pie. Lo piden las figuras del escalafón y con tanta demanda, todo sirve. Por esto la selección de uno de los encastes señeros del campo bravo español, también se está corrompiendo poco a poco. Se dice también que estamos viviendo la edad de oro del rejoneo. Puede ser cierto. Pero para clavar cuatro palos en cualquier lugar, se precisan muchos caballazos para arriba y para abajo. Como quedan rejones y banderillas, así como su ejecución, poco importa. Ya solo importa el galope de costado a dos pistas con el toro cosido a la culata del caballo y los guiños a la doma de alta escuela. La edad de oro de seguir así, seguro que tarde o temprano, terminará perdiendo brillo hasta quedar en la nada. (…)
Crónica de Salvador Giménez
Fotogalería de
Merina
Córdoba, 29 de mayo 2010