De purísima y oro: inventario
Este domingo de matesito, fubol, tangos y cigarros fumados en la ventana, se ha muerto Mario Benedetti. Cierto es que el poeta no tuvo nada que ver con el toreo y que esta es una columna taurina. Tal vez, el único acercamiento del que podría echar mano y sería un pretexto pueril, es que nació en Paso de los Toros, Uruguay, pero eso no sirve de nada. Verdad asimismo, es que las palabras con las que me abrí de capa no son mías sino de él. Pero cierto es también, que la tarde plomiza y una llovizna hipócrita que apenas humedece la hierba, se han sumado a la suave congoja que a uno le embarga cuando se muere alguno de esos seres de los que echamos mano para hacernos la vida un poco menos ramplona, amarga o vacía. (Crónica de José Antonio Luna)