Tiene su gracia y su puntito de ternura. Además, siempre será mejor el nombre de un torero que el de algún gobernante. Si se piensa que después de lo que nos ha llevado al baile, todavía lo tengamos que recordar las veces que proporcionemos o nos faciliten una dirección.
Por eso, creo que la iniciativa del alcalde Mariano Díaz Ochoa -al parecer, aficionado chipén donde los haya- para bautizar con el nombre de Zotoluco una de las calles que desemboca en la plaza de toros La Coleta, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, tiene su guasa y había de cundir el ejemplo. No estaría de más que los ayuntamientos encargarán a sus síndicos de cultura una revisión exhaustiva a los nombres de avenidas, calles, callejones, privadas, colonias, parques y ya puestos a ello, a los de las escuelas oficiales. (…)
Por José Antonio Luna