De Purísima y Oro: Dejándolo por escrito
Muy interesante, una teoría con toda la barba. Durante un brindis de fin de año, después de que alguien nos presentara al que firma el presente como taurino y al joven como novillero, este me hizo patente su sentir:
– No se dejé don, no permita que le llamen taurino. Exija que le digan aficionado, nunca taurino.- Lo dijo mientras observaba a los corrillos que con la copa de vino blanco en la mano departían en torno nuestro. Como le tiro a lo que se mueve, recorrí las cintas buscando el motivo. Pero no, la cosa no iba conmigo y sabedor de que no hay mejor método para escudriñar el alma humana, podredumbres y vericuetos incluidos, le pregunté por qué y me dio una explicación detallada, versión que escuché calladito. (…)