De purísima y oro: Gotas claras
Es una tarde plomiza, lluviosa y fría. Sabes que ese avión que ha pasado con sus motores retumbando tan cerca de las lumbreras de la plaza, pronto alcanzará el sol espléndido y brillante que está por encima del cielo encapotado, al que miras cada vez que levantas la vista con la nunca perdida esperanza de que escampe y se logre dar la tarde de toros, pero no. Crónica de José Antonio Luna