De purísima y oro: Un río de rosas
Tiene mucho de misterio y de prodigio. Sí, la obsesión del toro por el trapo rojo es muestra de ello. Pero en esto de los entresijos en el arte de torear hay una cuestión más profunda y dramática, y es la que tiene que ver con el miedo. Si se mira bien, del que ha nacido para torero asombra esa necesidad incomprensible e inevitable de dejar a atrás la tronera del burladero y con todas las aprensiones en el pecho, citar al toro esperándolo con los pies clavados en la arena. (Crónica de José Antonio Luna)