De purísima y oro: la taleguilla rota
Apenas cumplidos los siete años, el azar y la vida lo trajeron a México. Venía de una España ennegrecida por el humo de los bombardeos y atolondrada por el ruido de la metralla. Llegó a trabajar en la tienda de abarrotes de su hermano mayor. Cualquier día, sin que sus parientes se imaginaran por qué, anunció que quería meterse a torero.Crónica de José Antonio Luna.