Dos toreros a la alza, crónica de la 12° de la Temporada Grande
Toreó como dijo Belmonte que debía de hacerse, con el alma encendida y el cuerpo dormido. Venía inspirado y al no lidiar por sistema, sino según los alientos que le soplan las musas, la obra fue una delicia. Enarboló su entrega en bandera desplegada al viento de una tarde azul, fría y transparente.(Crónica de José Antonio Luna, Fotos de Moisés Segura)