Recordando a Juan Posada

Además de matador de toros con antigüedad de alternativa, el 14 de mayo de 1952 en Madrid, apadrinado por Agustín Parra “Parrita” y testificada por Miguel Báez “Litri”, fue colega mío. Retirado de los ruedos tras torear en la Monumental de Madrid el 24 de junio de 1956, estudió periodismo y lógicamente especializado en la crítica taurina, respectivamente en “Diario 16”, Radio Nacional, “El Independiente” para acabar radicado en “La Razón”. Artículo de José Julio García

El novillero ecuatoriano Juan Fco. Almeida toca pelo y se lleva el trofeo Manuel Capetillo en Guadalajara

En el Nuevo Progreso se dio el cerrojazo de la temporada de novilladas con el rotundo éxito del espada ecuatoriano Juan Francisco Almeida, alumno de la Academia Taurina de Guadalajara, con la única oreja concedida del festejo, lo que le valió obtener el trofeo “Manuel Capetillo” en disputa y el puesto para la novillada de preferia de su país.

Deslucido fin de feria en Jaén

Los toros han impedido esta tarde el lucimiento en la plaza de toros de La Alameda de Jaén. Tanto los ejemplares de Román Sorando, como de El Torero, aunque bien presentados estuvieron faltos de casta, fuerza y transmisión, a excepción del sexto, un toro con transmisión y que permitió a El Fandi, poder desplegar toda su variedad. Crónica Marisa Fernández

Deslucido y largo cierre de temporada en Madrid

Se lidiaron novillos de Mercedes Figueroa, con dos remiendos de Pablo Mayoral, en conjunto acusaron más genio que casta, mansotes, con poca fuerza y molestos para la muleta. Quinto y sexto fueron devueltos por flojedad de remos y en su lugar se lidiaron sobreros de Hato Blanco y de Hros. de José Escobar que tampoco dieron buen juego y justos de fuerzas. Tras el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Posada. Crónica de José Julio García

Fotogalería

Las Ventas, 18 de octubre 2009

Escuela Cordobesa: Gabriel de la Haba, Zurito, la Honradez

La «escuela cordobesa», de la que
venimos ocupándonos desde
tiempo atrás, se caracteriza por
la majestuosa y sobria cadencia de su
ejecución. No recurre a la cabriola pinturera,
tan frecuente en «la sevillana»;
ni a la honda, medida y efectiva parsimonia
de la rondeña; ni siquiera a la
seca, parca, escueta sobriedad de «la
castellana» o a la quebrada y recostada
pirueta de «la navarra». En la manera de
torear cordobesa se unifican, se limitan
pero se complementan, reduciéndose
a lo justo y esencial, las peculiaridades
de aquellas otras maneras… Artículo de Rafael Carvajal Ramos

Los Sabios del Toreo, revista Nº56 – pág. 16

Los Sabios del Toreo, revista Nº56 – pág. 17

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