De Purísima y Oro: Un corazón de cantera
Apuntalado con manos y patas se sostiene para no venirse a tierra. Tras el morrillo trae una estocada contraria que está a punto de poner fin a su vida y a una faena en la que él ha aportado la mejor parte. Tose con estertores de muerte. Tiene los ojos muy abiertos como los ponen los que ya asoman al otro patio. Ha sido un ejemplar inmenso que en cada parte de la lidia dio el juego que se esperaba. (…)