Siete toros de los de antes (Parte II)

En su sustitución salió el enorme castaño oscuro. Muy abundante de cabeza, “cornivuelto” y de gran lámina. Huesudo y hecho. Levantaba la cabeza por encima de las tablas y barbeando resoplaba aire por la nariz. Bronco y difícil dio tres terribles caídas a la cabalgadura; se plantó en los medios y fue imposible torearlo por el respeto y el terror que infundía a los “coletudos”; le dieron un pinchazo y media con tan buena suerte que el “bicharraco” cayó muerto en la arena (…)

Informa Saturnino Napal