De Purísima y Oro: Una danza sideral

Sin aspavientos intentó aguantar el varetazo que le había arrimado su primer morito en la pantorrilla. Sin embargo, el pitón golpeó un nervio y el dolor era insoportable. De vez en cuando, daba tiempo al morucho para que se repusiera, pero era Uriel Moreno El Zapata el que se alejaba para encoger la pierna y descansar un poco. Valiente ha sido desde los comienzos. Lleva toda una vida dando la cara a los toros.


Por José Antonio Luna