La ganadería de los Hros. de Juan Luis Fraile Martín procede de la vacada formada por el Conde de Santa Coloma a partir de dos líneas de Vistahermosa, la Lesaqueña de Saltillo y la Saavedreña de Ibarra. Al dividirse lo procedente de Ibarra, una parte acaba en poder de Fernando Parladé. Se hace con la otra parte Manuel Fernández Peña, que la vende en 1905 al Conde de Santa Coloma.

Fernando Pérez Tabernero Sánchón, que en 1884 había creado su hierro con 25 vacas del Duque de Veragua y un semental de Antonio Miura, no pudo ver como su hijo Graciliano Pérez-Tabernero eliminaba en 1920 la herencia paterna para sustituirla por reses del conde de Santacoloma, haciéndose con algo más de un centenar de hembras y dos sementales. dos erales legendarios, los reproductores tentados Cristalino y Mesonero. Este último liga sobremanera y en 1936 deja a su muerte con 18 años una herencia genética sin par, que conforman más de 1000 retoños de contrastadas virtudes. En 1939 se vende la mayor parte de la ganadería a José Escobar Barrilaro, reservándose el hierro junto a una punta de hembras y un padreador, anunciándose a nombre de Hijos de Graciliano Pérez-Tabernero. En 1962, uno de los lotes, el de su esposa, fue vendido a Javier Sánchez Ferrero, para luego pasar a pertenecer a Germán Pimentel Gamazo y Matías Sanromán Fraile, que se anunciaban en los carteles Jarales de Huelmos. En 1973 Juan Luis y Nicolás Fraile Martín adquieren esta vacada, cuyo destino con el tiempo acaba exclusivamente en manos del primero. En 1999, y por fallecimiento de Juan Luis Fraile, pasa a anunciarse a nombre de sus herederos.

Conviene distinguir las señas de identidad de esta rama ibarreña. Lucen por lo general astifinas y desarrolladas encornaduras con predominio del acapachado con los pitones hacia arriba. La gran mayoría de capa negra deja algún accidental castaño, colorado y a veces chorreado. Dentro de un volumen de mayor cuajo que el que ha caracterizado el resto del encaste santacolomeño, son animales anchos de sienes y que suelen tener largas y finas extremidades en armonía con el clásico perfil subcóncavo de esta procedencia. Por lo general enmorrillados y de poderoso y largo cuello musculado, testuz rizada y viva mirada de agresivos ojos saltones, impregnan gran sensación de respeto que junto a lo temperamental de su carácter les valió el distintivo de Miuras de Salamanca. Acostumbran venirse arriba con gran trasmisión en el último tercio de la lidia, acusando en cierto grado el defecto de embestir poco humillados.

El hierro de los Hros. de D. Juan Luis Fraile Martín ostenta hoy día la mayor representatividad de un encaste injustamente confinado a una presencia testimonial en los ruedos, a pesar de gozar de gran prestigio entre los buenos aficionados de Las Ventas de Madrid, de varias plazas toristas del norte de España y de conservar un consolidado cartel en los cosos de Francia. No es hacer justicia a sus ejemplares a menudo de verdadera cara o cruz, que tan pronto pueden (o deberían) catapultar los coletudos a lo más alto del firmamento taurino con triunfos de primerísimo orden, y que de igual y demoledora manera son capaces de eclipsar las trayectorias de otros tantos diestros que sucumbieron a las complicaciones de tanta casta.

La vacada salmantina cuenta con 80 vacas de vientre y ha dispuesto de dos corridas de toros de saca para el 2010.