Vuelta al ruedo y varias ovaciones. Este ha sido el balance de la cuarta novillada de abono de la Maestranza, donde Thomas Duffau, Diego Silveti y Javier Jiménez  hacían el paseíllo con un encierro de Javier Molina, que ha ofrecido posibilidades de triunfo a los toreros.

 

Ficha:

 

Se lidiaron novillos de Javier Molina, de buen juego en general. Destacaron primero y segundo.

Thomas Duffau, ovación y silencio.

Diego Silveti, vuelta al ruedo y silencio tras aviso.

Javier Jiménez, ovación y ovación.

La plaza registró media entrada en tarde agradable con rachas de viento que molestaron a los toreros.

Saludó en banderillas Rafael Viotti.

 

Comentario:

El primero de la tarde fue un novillo paradito y reservón al que Thomas Duffau recibió con un ramillete de verónicas más voluntarioso que lucido. Lo cuidó en el caballo para no mermar sus fuerzas. Brindó su faena al maestro Manolo Cortés que presenciaba la novillada desde el callejón. El utrero se vino arriba en la muleta, tuvo calidad en la embestida y posibilitó que Duffau consiguiera un par de series con la derecha muy emocionantes. También lo intentó con la zurda por donde comprobó que el animal se desplazaba con más dificultades. Los circulares finales con los que remató la faena fueron muy meritorios con un oponente ya más parado. Mató de estocada casi entera y fue ovacionado.

 

Al cuarto lo recibió el francés con una larga cambiada en el tercio muy ajustada. El novillo se empleó en el caballo y salió suelto después del primer puyazo. En la muleta, Duffau se mostró muy firme y voluntarioso con un utrero que humillaba y repetía, pero que tenía una embestida algo descoordinada por su genio. El de Mont de Marsan no terminó de acoplarse con el animal, que terminó rajándose, y el trasteo fue diluyéndose a medida que avanzaba la faena.

El segundo de la tarde, primero de Diego Silveti, fue un novillo con brío al que el mexicano le hizo un quito por gaoneras muy ajustado. Compuso muy bien la figura en el arranque de la faena con unos pases por alto muy templados. Luego fue tirando del novillo una vez metido en el engaño, destacando los cambios de mano y los pases de pecho con los que abrochaba las tandas de derechazos. Al natural llegaron los momentos más lucidos. Silveti dejó pinceladas de toreo templado, largo y hondo. Estuvo muy firme y valiente cuando volvió a torear en redondo con un oponente mucho más apagado. Las bernardinas finales,  muy ajustadas y vibrantes, pusieron el punto final a su faena, que fue rematada con una buena estocada. El novillo tardó en caer y sonó un aviso. Como premio dio la vuelta al ruedo.

 

Con el quinto tuvo menos suerte. Éste fue un novillo con alegría al que se le castigó en el caballo lo que mermó su fuerza. Silveti fue volteado de fea manera cuando quiso dar una chicuelina y, por fortuna, todo quedó en susto. Con la muleta lo intentó por ambos pitones, dejándole los vuelos en la cara y pulseando la embestida con mucho temple, pero su oponente fue perdiendo fuelle y comenzó a defenderse. Se excedió con la faena y sonó el primer aviso. Su labor fue silenciada.

 

El sevillano Javier Jiménez se mostró muy suelto con los trastos. El tercero de la tarde, un animal que se rebrincaba cuando acudía a la muleta, no se lo puso nada fácil y el de Espartinas le dio distancia y le interpretó varias tandas con la diestra, sin apreturas pero muy templadas. Jiménez consiguió meterlo en la canasta con mucho valor y buena técnica. También lo intentó con la zurda, pero al utrero le costaba un mundo seguir la tela roja. Mató de estocada casi entera y fue ovacionado. Con el sexto no pudo hacer nada. Éste fue un utrero con poca clase con el que Javier Jiménez lo intentó todo, pero el pupilo de Javíer Molina protestaba dando muchos tornillazos. El sevillano se fajó pundonoroso y mostró un valor consciente ante las dificultades. Lo mejor fue la estocada. Fue ovacionado.