Más de medio aforo en la plaza de toros La Macarena y un muy buen ambiente… nuevamente se está despertando la afición antioqueña, la entrada del día de hoy supera los festejos de la temporada anterior. Tres orejas que bien hubieran podido ser muchas más, si no fuera por el estoque que traicionó a Víctor Puerto y al Juli.

Se lidió un encierro de Ernesto Gutiérrez, propiedad de Don Miguel Gutiérrez, bien presentado y cambiando un poco el típico fenotipo de su ganadería. El comportamiento fue variado pero en términos generales fue bueno, se caracterizó por su alta nobleza y motor; el lote más complicado lo conformaron los toros lidiados por el colombiano Luis Bolívar. Los seis ejemplares tuvieron cualidades y permitían el lucimiento de los espadas.

La reaparición de Víctor Puerto resultó muy agradable, ante un público que lo adoptó como uno más de sus ciudadanos. Hubo momentos muy grandes en sus dos faenas, bajando bien la mano, mostrando arte en sus muñecas y brindando emoción con un toreo ligado y de mucha voluntad. En su primero cortó una oreja que fue fuertemente pedida por la afición, ya en sus segundo sino hubiera sido por la espada también habría cortado pelo, dio una vuelta al ruedo. Seguramente este será el inicio de su reaparición firme en los ruedos.

Julián López “El Juli”, está pisando otra dimensión del toreo… es un maestro de los pies a la cabeza, inteligente y muy técnico; aunque los toros colaboraron, mostraron algunas dificultades para embestir con plena calidad, pero Julián los hizo pasar de bonita forma por su muleta. Pases largos que finalizaban en atrás de su cadera, cambios de mano de buena factura, impecable con el capote en sus dos toros; qué satisfacción produce ver torear a un hombre tan sabio en su arte, ya es un hombre pero sigue lidiando con la emoción y compromiso que lo hacía cuando era un niño. Cortó dos orejas en su segundo astado.

Cerraba el buen cartel, el torero de la casa, Luis Bolívar; quien no pechó con buena materia prima y él no se logró acoplar a las condiciones complicadas de los ejemplares que seguramente con algo más de estudio por parte de Bolívar, se les hubiera podido ejecutar faenas de mayor calidad. Hoy no vimos al Luis Bolívar que todos estamos acostumbrados a ver, tuvo voluntad y valor, pero su semblante y actitud eran muy mermados, se percibía como si el caleño no estuviera a gusto consigo mismo. Hay que anotar que ejecutó dos muy buenas largas cambiadas en el recibimiento por capote de su primero y cambiados por la espalda de linda ejecución en su segunda faena. No cortó pelo.

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora para América)