Inevitablemente son tiempos que nos arrojan a la cruda, dolorosa, patética faena de la reflexión y es que ha ocurrido lo que tenía que ocurrir, cuando Manuel Martines Erice, cuyo carnet laboral dice ‘Empresario de la Plaza de Toros de Madrid’ ‘rego el tepache’ al no saber como armar la que se supone es la feria más importante del mundo, la de San Isidro, de entrada se fue de bruces al no encontrar la formula para contratar a los figurones verbo y gracia Enrique Ponce, ‘El Juli’ y José Tomás quienes debieron de alternar entre ellos amén de hacerlo con José María Manzanares, Morante de la Puebla y Sebastián Castella todo por lana y cuando los morlacos no suenan el chicharrón no esponja, ante eso el empresario del ‘Clan Chopera’ volteo contrario hacía el Mercado del Baratillo y surtió a medias la canasta ibérica y luego la relleno con dulces mexicanos que los había de todos estilos y sabores insípidos, desmoronados, tiernos, maduros, correosos, sin que faltaran los del pilón y es aquí cuando el Bardo se pregunta ¿de quien fue la culpa? ¿de la empresa que los contrató por baratos o de los apoderados y toreros que a sabiendas de que no podrían, fueron?, el caso es que la capirotada a la hora de pasarla a la bascula fiel peso lo que pesa, pues allá no se infla a nadie así que hablar de un fracaso colectivo sería inexacto pues tristemente los toreros aztecas estuvieron en su real nivel y eso insisto, no es un fracaso, es una pinche realidad y después de esto la empresa madrileña seguro reflexionara llegando a la conclusión de que pa’ la próxima irá por la calidad, sobre la cantidad: ¡Se acabaron las Pepitorias volverán las Torrijas!.

 

 

¡Que lejos estoy del suelo donde he nacido!

inmensa nostalgia invade mi pensamiento;

y al ver me tan solo y triste cual hoja al viento,

quisiera llorar, quisiera morir de sentimiento!

Canción Mixteca José López Alavés / 1918

 

 

DE CAPETILLO A CAMPERO

Vamos echando pa’atrás allá donde los recuerdos dan paso a la leyenda y el tiempo los convierte en historia como aquella que se escribió el 12 de octubre de 1947, cuando un chaval mentado Manuel Capetillo salió de sobresaliente en la plaza El Progreso, de su natal Guadalajara, en un mano a mano novilleril en el que se median Luis Solano y Fernando López con bureles de Lucas González Rubio, festejo montado por el legendario empresario Don Nacho García Aceves, Capetillo ávido de canjear un quite por una novillada le instrumento al cornúpeta un quite por gaoneras y revoleras de tal escalofrió que ante el desbordamiento de la emoción, la empresa mando colgar carteles que anunciaban ‘Presentación del SOBRESALIENTE Manuel Capetillo ¡Torero de Asombro!’, después de 65 años la historia ha vuelto a revivir escrita en circunstancias muy similares y es que resulta que dentro del serial novilleril que se está realizando en la Plaza de Toros Ibelles se dio el mano a mano disputado por el estético, aromático, sensible y revaluado valuarte de la novillería Orlando Mirafuente de Anda novillero al que no hay que perderle la huella porque sin duda nació pa’dejar huella pues además del abolengo y el orgullo de pertenecer a la ‘Dinastía de los Herros’ trae una frescura a lavanda nueva en su toreo y en su percha que es llave de Puerta Grande, junto a el partió plaza Luis Miguel Cuellar torero pundonoroso, esforzado y no exento de arte a quién las plegarias de su afligida madre Doña María Dolores desde el tendido le hicieron el quite ‘Del Milagro’ que valió pa’que su hijo no terminara como Manuel Capetillo ante ‘Camisero’ debatiéndose entre la vida y la muerte y ante eso a dar gracias con mucho de academia, con mucho de campo bravo y con mucho de trabajo físico, lo que le redituara que le aflore la seguridad y pueda soltar boyantemente lo que de alguna manera ya esbozo ¡calidad!

 

A ellos en función de sobresaliente los acompaño Paulo Campero quién en cuanto le cedieron un quite ‘El Elegido’ a semejanza del gran ‘Capeto’ se echo el capote a la espalda en una amalgama de cojones y filigrana, luego evoco al ‘Califa de León’ con aquellas ‘Gaoneras’ que ahí quedaron pa’la escultura y la ‘Revolera’ nos trajo en sus vuelos el revuelo de que estamos ante el ‘Torero de la Esperanza’ y esto cobra sustento y relevancia más que meritoria pues Paulo Campero bordo el arte ante novillos de casta y bravura recia, de esa que no da pa’cachondeos de la ganadería de Doña Altagracia, cuyo propietario Don Hermilio Vázquez Padilla es hombre bragado que no anda en esto por el relumbrón del falso oropel, si no porque en el alma lleva sangre bravía y por ello esta creando bajo la divisa rojo, oro, plata y azul rey ‘Toros para Toreros’ allá en San Martín Xaltocan, Tlaxcala ante cuyos ejemplares amacizados por la vía de Parlade y Saltillo un quite señorial se valora en oro y por eso el empresario Don Raúl Ibelles pleno de visión taurina le otorgara a la de ¡ya! una novillada al SOBRESALIENTE Paulo Campero ¡Torero de Asombro!.