«Toreo como me dicta el corazón»

Artículo de Ladislao Rodríguez Galán

Córdoba ha sido siempre un hervidero de savia taurina. Nunca han dejado de aflorar nuevos valores aspirantes a recoger el cetro de otros muchos excelentes toreros que los precedieron. Ahora, en vísperas de la feria taurina, ha surgido un nuevo valor, alumno de la Escuela Taurina,  David Gavilán es su nombre y el próximo día 24 de Mayo hará el paseíllo más ilusionante de su vida. Pues, aunque es experto en hacer el paseíllo en Los Califas, ya que lo lleva haciendo desde los tres años,  con traje corto y capotillo al brazo, en perfecta formación por delante de los toreros actuantes en la becerrada homenaje a la Mujer Cordobesa, con la enorme ilusión en un niño que quiere ser torero, ahora el protagonista es el. Le ha llegado la hora de la verdad. Nunca ha toreado en público ni ha matado un becerro. Se trata pues de un reto harto difícil y complicado para este chaval de catorce años.

Chico ¿Tu porque quieres ser torero?

– Mi abuelo es Manolo Fuentes, (descendiente de Manuel Fuentes «Bocanegra», un matador de toros cordobés del siglo XIX) ,  un taurino que ha sido mozo de espadas de muchos toreros cordobeses. El ha fabricado monteras, ayudas  y capotes y siempre ha estado en relación con este mundo. A mi desde muy chiquito me ha llevado a los toros y me ha contado interesantes historias taurinas. El me apuntó a la escuela y me trae a las clases. Con tres años hice mi primer paseíllo en Los Califas, y desde entonces no he dejado de hacerlo ni un año. He ido delante de las cuadrillas y después al lado de los toreros de la Becerrada cuando daban la vuelta al ruedo. Cada año que ha pasado he sentido más fuerte el deseo de ser torero. Y  por fin me ha llegado la hora.

– ¿ Te ves preparado?

– Claro que sí. Si no lo estuviera, la escuela que es muy seria y lleva todo a rajatabla, no me hubiera autorizado.

– Entonces habrás toreado mucho en el campo…

– No todo lo que yo quisiera, pero bien… Desde que tenía ocho años, que lo hice en la fiesta de mi primera comunión, ya me quedé «pillado» y solo he pensado en torear. Después lo he hecho varias veces y me siento capaz. Mi abuelo me anima y conoce de mi preparación.

–  ¿Te miras en algún espada como modelo a seguir?

– Mi torero preferido es Roca Rey. Me gusta porque tiene valor y es un torero de raza, como yo quiero ser.

Me estás diciendo que quieres torear como él?

– No. Yo toreo como me dicta el corazón. Quiero hacer un toreo puro y clásico pero pisando un terreno de peligro para que haya emoción…

Pero este camino es muy largo y espinoso…

– Ya lo sé pero tengo tiempo por delante y no hay que correr. Lo que     tenga que llegar llegará…

– Y tu madre ¿Qué dice?

– Mi madre me deja que yo quiera ser torero y me apoya, pero también me ha dicho que sea de verdad. Para estar dando tumbos mejor es dejarlo…

¿Tienes ya pensado a quien le vas a brindar el primer becerro de tu vida?

– Por supuesto, pero no lo voy a decir porque quiero que se lleve una sorpresa.

A propósito no me has dicho cual será tu nombre en los carteles…

– Me anunciaré «Fuentes Bocanegra», como homenaje a mi antepasado.

HISTORIA BREVE DE «BOCANEGRA«

Manuel Fuentes Rodríguez “Bocanegra”, fue un matador de toros que nació en  Córdoba el 21 de marzo de 1837, y murió en Baeza (Jaén) el 21 de junio de 1889, a causa de la cornada que le dio un novillo, a la edad de 52 años. Era hijo del banderillero Manuel Fuentes “Canuto”. Empezó en esto de torear desde muy joven, como banderillero con “Pepete” junto a “Caniqui” y con el diestro Manuel Domínguez «Desperdicios» que influyó mucho en su forma de entender e interpretar el toreo. Domínguez fue, precisamente, quien  le dio la alternativa un 31 de agosto de 1862 en el Puerto de Santa María (Cádiz), cediéndole el toro «Recoleo«, de la ganadería del Marqués de Tamarón. Esa tarde, por lesión de su padrino de alternativa «Bocanegra» hubo de matar cuatro toros.

La alternativa la confirmó en Madrid de manos de Curro Cúchares el día 5 de mayo de 1864.

En esos años quiso competir con su primo político Rafael Molina «Lagartijo», pero le perjudicó muchísimo pues la diferencia entre ambos era evidente. Y esa absurda rivalidad oscureció y empequeñeció al valiente “Bocanegra”. Ambos tuvieron varias desavenencias a lo largo de sus vidas aunque fueron buenos amigos.

Desde 1869 dejó de estar en forma debido a una enfermedad  que le afectó a la vista y le apartó cuatro temporadas de los ruedos. Ahí empezó su declive. Al estar tanto tiempo inactivo, comenzó a estar muy obeso y perdió facultades viniendo a menos. «Lagartijo» ya no quiso torear con él, pues al estar tan obeso no quería ser testigo, dijo, de una desgracia en el ruedo.

 El 16 de junio de 1889 toreó por última vez en Madrid sustituyendo a Salvador Sánchez “Frascuelo”. El último toro que mató se llamaba “Chaparro” de la ganadería de don Agustín Solís.

Cuatro días después, el 20 de junio de 1889, se suspendió la corrida que debía torear Manuel Fuentes en Úbeda, entonces decidió asistir  como espectador, acompañado de su sobrino Rafael Ramos «Melo», a una novillada que se celebraba en Baeza (Jaén) para muchachos principiantes.

Salió en cuarto lugar el novillo “Hormigón”, un colorao, grande y de mucha cuerna, de la ganadería de Agustín Hernández. El pánico se apoderó de la cuadrilla ante tan descomunal novillo que derribó de mala manera a los picadores. Los novilleros no se atrevían a hacer el quite a los pobres picadores y “Bocanegra” que estaba sentado en los tendidos, solicita y obtiene permiso de la presidencia para enfrentarse al morlaco. Manuel Fuentes bajó al ruedo con su sobrino.

“Bocanegra” se acercó al novillo y le hizo el quite. El toro le persiguió y como en muchas ocasiones hizo hilo con el torero que no pudo llegar a tiempo al burladero, la plaza carecía de barrera, “Hormigón” lo enganchó por el muslo derecho, cayendo segundos más tarde desprendido de los cuernos malherido en medio de la plaza. En la enfermería se le apreciaron fuertes varetazos y una cornada de 40 centímetros de extensión por 8 de profundidad que le llegaba hasta la cadera. A las pocas horas le sobrevino una peritonitis a consecuencia de los grandes destrozos intestinales que el novillo le causó. Al día siguiente, el 21 de junio de 1889 murió el malogrado y valiente matador de toros cordobés.

Manuel Fuentes “Bocanegra” fue un torero serio, honrado, seguro y reposado, nada dado a las filigranas ni florituras de cara a los tendidos. Decían las crónicas de esa época que los toros lo cosieron a cornadas a causa de su falta de agilidad. En todo caso, este torero cordobés siempre fue poco afortunado pues estuvo toreando hasta el último día de su vida y resulta que murió a los 52 años en una tarde desgraciada.

Manuel Fuentes «Bocanegra» ayudó a muchos chavales cordobeses que querían ser toreros: Juan Molina, «Melo», «Torerito», «Guerrita» y «Mojino», entre otros, a los que luego incorporó a su cuadrilla.

El Ayuntamiento de Córdoba le rindió un cariñoso homenaje rotulando una calle con su nombre.