• «HE SIDO CARNICERO POR TRADICIÓN FAMILIAR Y SOY PINTOR, MÚSICO Y FOTÓGRAFO  POR VOCACIÓN»

    JOSÉ LUIS CUEVAS FLORES HA SIDO DISTINGUIDO CON EL TROFEO «ESCALERA DEL ÉXITO»

    texto: Ladislao Rodríguez Galán                                                        

    fotos: Ladis

    Cuando he visto lo que me ha echo ladis de mi trayectoria, no he podido contenerme, y le he pedido si lo podia publicar en el Callejón y por supuesto que sin problema 

    Cuando conozco a José Luis Cuevas (creo que fue en un acto de la Tertulia Taurina «Manolete» en 2009) no sospechaba yo que nuestra relación, a través del tiempo, se consolidaría gracias a su afición a la fotografía, además de a los toros, la pintura y la música.

    En las plazas de toros de la provincia, en los meses estivales con motivo de las Fiestas locales y Patronales (este año lamentablemente no) bajo un sol de justicia compartimos callejón e intercambiamos  comentarios de cómo se desarrolla el festejo.

    Hasta su jubilación su vida transcurría entre filetes, óleos, música y fotografía. Los laterales de su establecimiento carnicero  estaban decorados con cuadros taurinos de gran formato que daban vistosidad al local. José Luis y su esposa Manoli atendían a sus clientes bajo la atenta mirada de Antonio Cañero y José Mª Manzanares (padre).

    José Luis era una persona muy querida en el barrio y su establecimiento era punto de encuentro para muchos vecinos pues tanto él como su esposa son abiertos y sinceros y nunca les falta una frase amable para todo el mundo.

    Su padre, al que tuve el gusto de conocer y compartir con el muchos y buenos momentos en la Peña Taurina «El Cordobés» de Puerta Nueva, de la que era presidente, le transmitió  genes de caballerosidad, generosidad , amabilidad y buen talante, que José Luis ha sabido alimentar y multiplicar, convirtiéndole en un cordobés entrañable, amigo de todo el mundo.

    No conozco a nadie que hable mal de José Luis, muy al contrario, quien le conoce se desvive en elogios hacia este hombre inquieto, risueño y servicial.

    A José Luis, desde muy pequeñito le gustaba dibujar en el colegio. Después, ya mozalbete, perfeccionó su estilo en la Escuela de Artes y Oficios Mateo Inurria. Allí aprendió correctamente todos los secretos de la pintura  y el pirograbado, luego perfeccionó la pintura al óleo con Javier Aparicio.

    Su inclinación por el tema taurino se debe a que la familia vivía en el Matadero Municipal de Puerta Nueva (hoy sede del Banco de Alimentos) ya que el padre era capataz de matarifes.

    En aquellos años 60-70 en los que Córdoba aportaba al mundo taurino infinidad de toreros, era frecuente que acudieran al matadero a practicar el descabello. José Luis charlaba con ellos y allí se fue forjando una afición que le hizo pensar que algún día haría el paseíllo. Tampoco le faltó ánimo constante para dar el paso decisivo ya que entrenaba con Fernando Tortosa y Florencio Casado «El Hencho» en los alrededores del matadero.

    Era habitual que en aquellos años en los que se sacrificaba mucho ganado bravo, sobre todo vacas viejas, los aspirantes a toreros se avisaban unos a otros y por la noche saltaban las tapias y se conformaban con dar unos pocos pases a la luz de la luna, aunque también se repartían los revolcones. Pero nunca sucedió ninguna desgracia. Eran tiempos en los que para ser torero había que pasar muchas penalidades y hacer muchos kilómetros con el hatillo al hombro para sentarse en la parilla y esperar que el ganadero te autorizase. Y en muchas ocasiones te volvías a casa sin haber toreado, pero dispuesto a ir al siguiente tentadero. Y claro, a falta de pan, conseguir de noche dar un pase a las vacas en los corrales del matadero, era una ilusionante y soñada recompensa.

    Al padre de José Luis, el hecho de ser presidente de la Peña Taurina «El Cordobés» le propició mucha relación y una muy entrañable amistad con Manuel Benítez. 

    Amparado en esa confianza, un día le comentó que el niño estaba tonteando con capotes y muletas y el torero le invitó a la finca de Villalobillos donde le soltó un par de becerras. José Luis hablando de esta experiencia se sincera y considera que aunque no estuvo mal, comprendió enseguida que lo suyo no era eso. Así que optó por la tradición familiar de la carnicería. Y en 1976, cuando volvió de la mili, montó su propio negocio que dirigía junto a su esposa Manoli.

    Pero como rabillo de lagartija que es, y acostumbrado a estar siempre de acá para allá, el estar todo el día detrás del mostrador le ponía de los nervios. Y que mejor receta de relajación que la pintura, la música y la fotografía. Tres facetas del arte que le vuelven loco y le proporcionan la paz del espíritu que todos necesitamos para hacer frente al tremendo estrés de la vida.

    José Luis solía pintar por las tardes y el pincel se le da bastante bien pues ha conseguido más de una veintena de premios al igual que con el pirograbado. Las muestras de Artesanía de la Federación de Peñas Cordobesas pueden dar buena fe del depurado arte de Cuevas en estas dos modalidades ya que siempre ha conseguido algún galardón.

    Después, por la noche, varios días a la semana, ensayaba con un grupo de Rock de toda la vida llamado «Blues de la Buhardilla». Eran viejos rockeros con un espíritu de superación constante. José Luis, hay que reconocerlo, es un virtuoso de la batería. Hoy sigue unido a este grupo que ha cambiado el nombre por «Botica Blues Band».

    Y en cuanto a la fotografía aprovechaba los fines de semana y fiestas y hacía reportajes de la naturaleza, de la ciudad, de personajes curiosos, etc… que luego colgaba en su blog para su propia satisfacción.

    Con gran cariño habla de Manuel Rodríguez Sánchez «Manolete» que además fue  modelo del primer pirograbado que realizó y que, enmarcado, preside el salón de su casa.

    A José Luis le entusiasma pintar a toreros y temas relacionados con la Fiesta, tiene inmortalizados, entre otros, a Antonio Cañero, José Mª Manzanares, Enrique Ponce, «Chiquilín», José Luis Torres, «Finito de Córdoba», Antonio Tejero… en fin una lista interminable de obras que luego regala a los protagonistas del lienzo.

    Cuevas se desenvuelve con mucha maestría entre la pintura y la fotografía porque considera que ambas son arte y creación. Antes de pintar un cuadro o hacer una fotografía, dice que hay que verla y construirla en tu mente y luego tratar de plasmarla. Cada arte tiene su espacio, en la pintura te puedes recrear e incluso rectificar para engrandecerla, pero en la fotografía es cuestión de un instante. Ambas se complementan pero por caminos bien distintos, me comenta. Reconoce que ha pintado cuadros taurinos inspirado en una bella fotografía.

    Como todos los buenos aficionados taurinos, y Cuevas lo es, lamenta profundamente que la pandemia del coronavirus haya fracturado una Fiesta que es el santo y seña de muchas ciudades y pueblos y el subsistir de muchas familias.

    Considera José Luis que el palo que ha recibido la Fiesta es duro de digerir. Son muchas familias las que se han quedado sin ingresos y muchos animales, entre toros y vacas que tendrán que llevar al matadero, pues el año próximo se habrán pasado de edad y no podrán ser lidiados. 

    Este año la temporada, que ha comenzado tardíamente el 18 de Julio en Ávila, va a ser de las más extrañas de toda la historia: poco aforo, pocos festejos y con la preocupación de la orden de suspensión amenazando…Ojalá todo esto se supere y el año próximo vuelva la normalidad y se recuperen las grandes ferias. Sentidas palabras de un buen aficionado que sufre con esta situación.

    José Luis, que es el alma mater de  Juventud Taurina Calerito, ha sido distinguido, junto con otros cordobeses, con la Escalera del Éxito, premio instituido por la Fundación Madrileña de

     Los Sabios del Toreo y espera ansioso el mes de Octubre para recibir este galardón que estaba previsto que se entregara en una gala  el pasado mes de marzo pero que el confinamiento hizo que se aplazara.

    Este es, a grandes rasgos, José Luis Cuevas Flores, un cordobés atento y cabal que lleva a  Córdoba en el corazón. Y además se le nota.

    Un abrazo, torero.

    PUZZLE DE FOTOGRAFÍAS