En el Pleno celebrado el día 7/XII/2011, el Consistorio de Trujillo ha declarado a los festejos taurinos de la ciudad como parte integrante del Patrimonio Cultural Inmaterial de los trujillanos. Tras la presentación de la propuesta por el Grupo Popular municipal, los portavoces de los grupos políticos con representación en el Ayuntamiento, mostraron su interés por la misma en sus correspondientes intervenciones, y después de la preceptiva votación, la propuesta fue aprobada por 9 votos a favor, correspondientes a los 6 representantes del Grupo Popular y a los 3 del Grupo Socialista, y una abstención, la del Grupo de Izquierda Unida.

El pasado mes de octubre, el Club Taurino Trujillano había cursado al Excmo. Ayuntamiento de Trujillo la solicitud de que los festejos taurinos que se vienen celebrando en la ciudad desde hace más de 500 años, gozaran de la denominación de Patrimonio Cultural Inmaterial de los trujillanos, paso previo para que la UNESCO pueda declarar a la Tauromaquia Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esto traería consigo el apoyo, difusión y defensa de nuestra Fiesta Nacional por parte de todos los estamentos políticos, sociales y culturales del mundo, por lo que quedaría protegida de advenedizos anhelos de notoriedad o de vaivenes políticos varios.

La UNESCO define como Patrimonio Cultural Inmaterial a: Las representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Y para expresar lo adecuado de la solicitud, el Club Taurino Trujillano, respaldados por más de 450 socios, declaran que llevan varios lustros estudiando los antecedentes de los festejos de toros celebrados en nuestra ciudad desde más allá de 500 años, documentándolos y datándolos debidamente para expresar la viabilidad de la propuesta que ya se ha culminado.

Las corridas de toros vienen celebrándose en Trujillo, al menos desde 1499, cuando en honor de la Virgen de la Victoria se corrieron toros y cañas; también durante la festividad de la Virgen de Agosto del citado año. Más tarde en las fiestas de la Virgen del Rosarios, y siempre durante las distintas ferias que la Ciudad ha ido celebrando a lo largo de su historia, culminando la actual situación con la celebración de corridas de toros durante la Feria Internacional del Queso; y las capeas de septiembre y octubre en las fiestas de la Virgen de la Victoria y de la del Rosario.

En 1519 se celebraron festejos taurinos extraordinarios en Trujillo con motivo de la coronación de Carlos V como Emperador. Era muy común en nuestras plazas el alanceamiento de toros, primero en la plaza de Santa María, luego en nuestra plaza Mayor; costumbre que permitió que el eximio trujillano Francisco Pizarro fuera tildado por Nicolás Fernández de Moratín como un valiente rejoneador, lo que expresa en su Carta Histórica al Príncipe de Pignatelli de 1776. Francisco Pizarro es aceptado por los historiadores taurinos como el principal introductor de los festejos taurinos en Perú, punto de inicio en el desarrollo de la Tauromaquia en Hispanoamérica, al modo de cómo entonces se celebraba en Trujillo  y en Sevilla, ciudad en la que estuvo los años anteriores a su primer viaje a América de 1502.

La plaza de toros de Trujillo, construida en 1848 y con capacidad para más de 8.500 espectadores, fue inaugurada el día 8/VI/1848 con una corrida de toros de la ganadería de Trespalacios a la que dio muerte Antonio Sánchez “El Tato”, primera figura de la época. Juan León, “Punterét”, “Guerrita”, “El Gordito”, Rafael Gómez “Gallito”, Vicente Pastor, Rodolfo Gaona, Joselito “El Gallo”; luego César Girón, “El Cordobés”, “El Viti”…; y muchos etcéteras fueron algunas de las  primeras figuras que actuaron en nuestro coso durante las ferias de junio y septiembre a lo largo de los años. Hoy, continúan los festejos mayores con lo más granado del escalafón de matadores en la corrida que se celebra durante la Feria Internacional del Queso, en la que hemos visto con gran satisfacción asistencias superiores a los 7.000 espectadores.

Anteriormente a nuestra actual plaza de La Piedad, existía en los aledaños de ésta otra plaza de toros circular que fue destruida por los franceses en 1809. Significa esto que nuestra tradición taurina está muy consolidada desde mucho tiempo atrás, y que ella ha sido el vínculo de unión de los trujillanos con sus festividades religiosas y sociales. Las fiestas y ferias en nuestra Ciudad siempre han significado un foco importante en nuestro desarrollo económico y cultural; unión con nuestros pueblos vecinos, universalidad. Es pues destacable la importancia que nuestros festejos taurinos han prestado a nuestras tradiciones y a la evolución de nuestras costumbres, pudiendo confirmar lo adecuado de la afirmación de José Ortega y Gasset al vincular el desarrollo de nuestra sociedad española con la evolución de nuestra Fiesta Nacional

Adjuntamos a la noticia una imagen de la votación celebrada en el Pleno citado, y un grabado del gran pintor sevillano, J. Gallardo, quien en 1947 dejó plasmada en esta obra una de las capeas que Trujillo celebraba en la Plaza Mayor durante las fiestas de octubre en honor de la Virgen de la Victoria; festejos maravillosos de los que recuerdo una subida por la calle Sillerías, rápida, con los caballos azuzándonos tanto que nos quedamos en el “montón” que se formó a la puerta del ultramarinos de Conrado; al deshacerse éste, descubrí a mi padre debajo:- “No digas nada a madre-. – Ni tú”. Sobre 1959; ambos teníamos prohibido correr los toros.

Otro recuerdo entrañable: 1969, torean César Girón, “El Cordobés” y Palomo, toros de Atanasio Fernández. Por la mañana, en la tienda de mi padre y mi tío, llegan los mozos de espadas de los toreros; mi tío, Juan Moreno Lázaro, era corresponsal de la Agencia Efe. Pregunta por él el mozo de “El Cordobés”, se identifica mi tío y recibe un sobre que le entrega. -¡Un momento!, dice; extrae del sobre dos entradas y devuelve el resto al portador. -¡Suerte para el matador! No necesita darme nada para que sea justo en mi crónica-. Creo recordar que el sobre fue devuelto con dos billetes de 100 pesetas. Memento de la honradez de un gran hombre que me enseño, entre otras cosas, a amar a Trujillo, a su historia y a sus gentes. También me facilitó desde muy niño algunas de las entradas de toros que le regalaban, por lo que amé la Fiesta desde pequeño.

Hoy Trujillo está unida al grupo avanzado de los amantes de sus tradiciones, e intenta con esta determinación devolver a sus herederos, mejorado si es posible, el patrimonio cultural que recibió de sus ancestros. Hoy los representantes políticos de los trujillanos han mostrado su disposición a atender las peticiones que  les hace el pueblo que gobiernan. Un día que nos da esperanzas a los que aún creemos en la convivencia armónica, en la reserva de nuestras tradiciones, en la libertad, en la democracia. Y son los Toros el vínculo que nos lo ha permitido…