Pocas cosas pueden decirse de la corrida, ante un encierro que aunque bien presentado, adoleció de falta de casta y de bravura; bien dicen que los toros no tienen palabra de honor, pero éstos nos hicieron recordar los del año pasado, pues tuvieron un comportamiento similar: aplomados en la arena, regateando las embestidas y dando arreones peligrosos en vez de embestidas.

Una entrada pobrísima –casi ¼ de plaza-, los precios de los boletos subieron más de un 30%, la numeración de los asientos borrada por el tiempo, el cobro de entrada a los sanitarios –en las mismas malas condiciones de años anteriores-, y el debut de un nuevo juez, son las cosas más destacables de esta tarde gris.

Rodrigo Santos (de azul pavorreal con remates en negro), recibió a Inesperado, No. 77, 579 Kg., negro, enmorrillado, raya de mula. Toro tardo, muy complicado que no acometía pronto y se quedaba parado. El rejoneador logra dejar sólo dos banderillas con su segundo caballo; luego, con Poblano, tordillo carbonero, logra dejar una banderilla corta al violín; en el último tercio, con Satanás, deja el rejón de muerte cambiado y desbarrancado, por lo que tiene que despachar a su enemigo a pie, dejando una estocada hasta la empuñadura, ligeramente tendida pero de efectos letales. Palmas regateadas del público.

El primer toro de a pie, Chipolito, No. 97, de 537 Kg., cárdeno claro, caribello, meano con bragas, corniapretado, rabicano y gargantillo, le correspondió a Alfredo Ríos El Conde (de berenjena y oro), quien lo recibe con larga cambiada; el toro no tuvo movilidad, descastado, no permitió el lucimiento del torero; en banderillas el aspirante Édgar Camacho deja el único buen par; con la muleta hubo voluntad pero pocos resultados; después de tres intentos el matador despacha a su enemigo con una media desprendida. Abucheos del público. El quinto toro Aceituno, No. 73, 532 Kg., negro, enmorrillado, cornidelantero, tuvo una salida más alegre y con fuerza acometió a los caballos pero se vino para abajo más adelante; el Conde puso banderillas con dificultad; con la muleta estuvo mejor que con su primero, pero dejó ir las orejas al pinchar en repetidas ocasiones, recibe un aviso de la autoridad. Silencio del respetable.

Leopoldo Casasola (de lila con remates en negro), recibe al tercer toro de la tarde, Viajero, No. 3, 484 Kg., cárdeno oscuro, sobaquera, veleto, astifino y con bragas, que entra muy bien al capote pero se viene abajo como sus hermanos, echando las manos por delante y regateando las embestidas; torero voluntarioso, lo probó por ambos lados; lo despacha al segundo intento y recibe un aviso de la autoridad. Salida al tercio y palmas. Platero, No. 33, de 568 Kg., negro, bragado, listón, girón y enmorrillado es el sexto de la tarde y resulta ser el menos malo de la tarde; Casasola se luce en le quite después de que el toro cuerna al caballo del picador a la altura de la crin; muy buen tercio de banderillas; se ve voluntarioso y logra sacarle casi de milagro lo que el toro no tiene; por derechazos y naturales se enfrenta a su enemigo, luego deja un estoconazo en buen sitio para recibir la única oreja del festejo. Vuelta al ruedo.

Juan Chávez tuvo en suerte a Centenario, No. 18, de 538 Kg. en su primera oportunidad y a Amigo, No. 35, de 528 Kg. en el último de la tarde; muy poco pudo hacerles, se vio desganado y poco certero para despachar a toros que ofrecieron mucha dificultad. Suerte para la próxima.

 

 

 

 

                                                                                                             Desde Zacatecas, informa  Jánea Estrada Lazarín

 

                                                                                                         (La Jornada Zacatecas)