Fernando Robleño se encontró con el primero que probaba ante el capote y que fue picado trasero, peleando el toro con genio. Con desigual embestida ante la muleta, tras una buena arrancada en otros pases se quedaba corto y buscaba. Con valor y decisión completó Robleño una faena que remató de una estocada en lo alto. Saludos desde el tercio. El cuarto aguantó la primera vara y después sufrió una voltereta de la que quedó resentido, llegando a la faena muleteril sin fuerzas. El diestro trató de hacer lo imposible por sacar pases y tras media estocada sin soltar cobró un pinchazo y dejó una estocada caída que fue definitiva.

 

Morenito de Aranda sorteó un segundo que se repuchó en varas y recargó para terminar blandeando de manos. Le presentó la muleta a la que acudió con noble y corta arrancada. Hubo pases de calidad mientras el toro mostraba tendencia a tablas. La buena labor del espada fue coronada de una estocada hasta la bola. Hubo saludos desde el tercio. Devuelto el flojo quinto salió el sobrero de Navalrosal que se arrancó al caballo con empuje y fue picado trasero. El toro, descarado de cornamenta, buscó en la arena al peón Raúl Corralejo que se había caído en la cara al poner un par de banderillas. El diestro porfió ante el mostrenco que derrotaba a la salida de cada pase. Una estocada en su sitio mató sin puntilla y el diestro escuchó aplausos al terminar su actuación.

 

Iván Fandiño toreó bien con el capote al tercero, un manso con poca fuerza que se salió suelto de la segunda vara. Flojeando de remos y sin malicia acudió a la muleta. Faena a base de pases cortos, condicionados por la pobre embestida del astado. El toreo tuvo mejor trazo que la arrancada deslucido del toro que dobló por efecto de una estocada trasera y descabello. Saludó desde el tercio. El sexto, con más corpulencia que sus hermanos de camada, se iba abanto y rehuyó a los picadores. Manso declarado, fue a la muleta con decisión y venciéndose. En un pase con la embestida descompuesta y buscando por el izquierdo cogió al torero sin consecuencias que lamentar. Este se mostró valiente y porfió. Pero el astado frenaba en la embestida e impedía redondear la faena. Mató Fandiño de una estocada y remató el puntillero. No sé qué razones había para pedir la oreja, y ni entendimos las muestras de desagrado del diestro al no concederle la oreja el palco.

 

 

 

 

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Crónica de José Julio García

Decano de los críticos taurinos de España