Más allá del resultado numérico, la impresión que dejó Tomas fue espectacular. Cortó dos orejas en su segundo toro, mientras que el fallo con los aceros en el primer novillo le impidió sumar otro trofeo.

 

Se conocían las virtudes de su toreo, y también se sabía que con el ritmo de los novillos el novillero francés iba a cuajarle, y así fue. Los aficionados franceses se movilizaron para ver al novillero y eso se notó en el ambiente que hubo en la plaza. La plaza acabó cantando de pie al torero de Arlés.

 

Le tocó en suerte el lote mas complicado, por su falta de fuerza, pero con un temple y una sensibilidad exquisita, Tomasito consiguió convencer al respetable. Muletazos redondos, musicalidad al natural, silencios llenos de emoción entre cada tanda, el cuerpo totalmente relajado, como si el torero se olvidara del mismo cuerpo y perdiera la noción del tiempo. La naturalidad del toreo de Tomasito y su reposo ante la cara del novillo lo hicieron todo.

 

El gran periodista taurino Francés, Zocato, dijo que Tomasito era el Rimbaud del toreo, uno de los poeta francés más famoso y delicado. Efectivamente, el toreo de Tomasito podría compararse con la poesía de Miguel Hernández. Ternura, sencillez y belleza, claves para los dos artistas.

 

Salió a hombros, las lagrimas en los ojos, roto de felicidad al ver una plaza entregadísima con él.

 

Tomasito está contratado para una novillada el próximo sábado en Alicante, el domingo en Millas, Francia, además de Arles y Nimes en septiembre.

 

                                              

« El arte mágico y prodigioso de torear tiene también su música (por dentro y por fuera) y es lo mejor que tiene. Música para los ojos del alma y para el oído del corazón. »

                                                                                              José Bergamin.

 

 

 

Desde Chateaurenard, informa Julien Aubert