La breve introducción de Ángel Luis Bienvenida, indiscutible autoridad taurina, nos sitúa ante la narración estremecedora de diez años de vida española; ni efímeros, ni permanentes ni eternos, pero nunca han dejado de estar presentes, de manera especial en nuestros días. Tan brava, íntima, confesión autobiográfica de un apasionado testigo de aquel tiempo, proporciona intensidad creciente a los capítulos. Un sobresalto inicial, el Prólogo berrendo, lleva, unas veces con ternura y reverencia, otras a topazos, hasta el desasosiego del Epí1ogo colorado y ojo de perdiz. Anécdotas, datos objetivos y opiniones que reflejan el ambiente de la época, invitan a reflexionar. El humor, a ratos carpetovetónico, atempera la gravedad del asunto y ahorma el contenido de un texto pleno de sugerencias.