Ladislao Rodríguez Galán                                                
fotos: Ladis
La última vez que estuve en «La Morantilla», la finca del ganadero-cirujano Eliseo Morán, fue en el mes de febrero, poco antes de que la pandemia obligara a echar el cerrojo en toda España.
Aquel día, tal como ha sucedido hoy jueves día 16 de julio, los asistentes disfrutamos de buen toreo y de buen ganado.
En esta ocasión se han tentado, toreado y matado a puerta cerrada tres utreros a manos del elegante torero sevillano Juan Ortega, al que la temporada se le presentaba de cara tras su magnífica y comentada actuación en Madrid en 2019. Todo parecía que le iba a venir rodado ( partía con diez contratos firmados a principios de este año) pero el coronavirus ha tergiversado los planes y las expectativas de todos, incluidos los toreros,  hasta puntos insospechados.
Pero la afición de Juan le mantiene en forma y alerta, esperando que esto cambie y con la ilusión puesta en marzo de 2021 que será el pistoletazo de salida de un nuevo horizonte, esperemos que perfectamente despejado.
Sea como fuere, hay que seguir toreando sin desfallecer y por eso está haciendo mucho campo y enfrentándose a  muchos y variados encastes.
Hoy en Montoro se ha hartado de torear a tres novillos, del grupo de utreros que el ganadero tiene apartados y con interés de ver.
La jornada ha sido muy satisfactoria por ambas partes: por un lado el torero se ha sentido a gusto y ha podido expresar su personalísimo toreo frente a tres bravos y encastados ejemplares, y por otra parte el ganadero ha podido constatar que la calidad del producto que cría debe seguir en esa línea. Torero y toros han hecho que la mañana sea muy entretenida y completa.
Los novillos han acudido al caballo con alegría y fijeza y han realizado una buena pelea con el piquero.
Para evitar el tremendo calor de estos días, el tentadero comenzó a primeras horas de la mañana y de esta manera antes de mediodía ya había concluido.
Y, posteriormente, en el  refrigerio que ofreció Eliseo Morán a los asistentes, entre los que se encontraban el maestro Pepe Luis Vargas con el alumno de su Escuela de Sevilla José Ponce, Pablo Osborne, Manuel Calvillo, el novillero Solano González «El Montillano» y miembros del Bujío del Toro de Carcabuey junto a algunos chavales de distintas entidades taurinas, el comentario general era de plena y total satisfacción.
Es lo que nos queda en esta temporada atípica que parece que, aunque tímidamente, tiene visos de levantar el vuelo en los meses que quedan, gracias a empresarios valientes y toreros que se han adaptado a una situación tan tremendamente catastrófica para todos los sectores de la sociedad, tanto que aún no somos capaces de calibrar el daño  que ha supuesto, junto a lo mas irremediable; la enorme cantidad de vidas humanas que se han perdido.
Felicitar a Juan Ortega y a Eliseo Morán por darnos la oportunidad, en este año de sequía taurina, de disfrutar de buen toreo y buen ganado mientras oímos de fondo el alegre trinar de los pájaros.
LA CÁMARA ESTABA ALLÍ