El Niño de la Capea lanceó bien a la verónica al primero, al que cuajó una larga y variada faena en la que toreó con gusto, temple y mando. Tras estocada y descabello cortó dos orejas.

Morenito de Maracay , que toreó bien con el capote, destacó como siempre en banderillas. Su oponente, áspero y bruto no le facilitó la labor. Empeñoso, el torero sufrió un achuchón del que salió con la calzona rota. A partir de ahí el novillo se puso imposible y el diestro tuvo que abreviar.

Animoso y entregado, Víctor Janeiro estuvo por encima del tercero, al que exprimió con un oficio estimable. Gregorio Torres “Maravilla” pechó con un ejemplar con peligro sordo ante el cual era imposible diseñar una faena. Cobró una gran estocada.

Tanto El Capea hijo como César Girón se mostraron entregados, aunque sin poder brillar dadas las dificultades de sus ejemplares. Sin embargo a Girón se le aprecian notables avances pero la espada se le negó. El novillero local Sebastián Castañeda se esforzó en una faena larga, con los altibajos propios de la falta de oficio pero logrando por momentos muletazos largos y de mano baja. Con la espada no lo vio claro. El joven Miguel Ángel Depablos dejó una grata impresión. Bien con el capote en buenos lances a la verónica, se le vio puesto y con excelentes maneras. Buenos sus hondos muletazos que se quedaron sin premio por el fallo a espadas.

 

 

FICHA DEL FESTIVAL

Plaza de toros de San Cristóbal

Sábado 24 de enero

Festival a beneficio de la Fundación Escuela Taurina

 

Cinco novillos de Rancho Grande, desiguales de presentación y complicados. Dos de Los Ramírez (primero y octavo) con recorrido y nobleza. Uno de El Prado (cuarto) peligroso.

Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”: Dos orejas.

José Nelo “Morenito de Maracay”: Palmas.

Víctor Janeiro: Oreja.

Gregorio Torres “Maravilla”: Palmas.

Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea”: Silencio.

César Girón: Palmas.

Los novilleros:

Sebastián Castañeda: Saludos.

Miguel Ángel Depablos: Palmas tras dos avisos.

 

 

vitico.jpg  Desde San Cristóbal (Venezuela), crónica de Víctor Ramírez “Vitico”