Fuente: Pla Ventura – Del Toro al Infinito
Tras el anuncio sobre el retorno a los ruedos de Enrique Ponce, nos viene a la mente aquel encuentro de Juan Belmonte en Madrid en que, un torero contemporáneo suyo le dijo. “Juan, regreso a los ruedos” Y el trianero, con esa fina ironía que le definía le respondió: ¿Te ha llamado alguien? Es el caso de Enrique Ponce al que, como es sabido, solo Simón Casas le ha ofrecido torear en la feria de Nimes, eso sí, una vez han pasado las ferias feria de Valencia, Castellón, Sevilla y Madrid.
Por supuesto que Enrique Ponce está en su derecho de regresar y los aficionados de mostrar nuestra repulsa hacia un hombre que lo ha logrado todo en su vida, fama, una inmensa fortuna, reconocimiento popular al más alto nivel y, el hombre se empeña en volver para llevarse lo poco que queda en el toreo. Claro que, como los hechos apuntan, lo hará de una forma cómoda en plazas de menor relevancia, con el toro amorfo y aborregado y, con toda seguridad, ejerciendo sus funciones de enfermero las que siempre le caracterizaron.
¿Para eso quiere volver? Justamente para lo que he dicho millones de veces, quitar puesto de “trabajo” a todos los que se lo han ganado en los ruedos con sus éxitos puesto que, las dos temporadas en las que ha estado ausente Ponce, nadie le ha echado en falta, yo diría que todo lo contrario porque gracias a su vacante, toreros de muchísimo nivel, jóvenes por cierto, han podido torear lo que en verdad merecían o, en su defecto, se han acercado a la justicia que les correspondía.
Si de verdad quería volver, debería de haber empezado en las grandes ferias aunque, como diría e otro, más puestos hubiera quitado a los jóvenes. Lo que sí está clarísimo es que retorna Ponce con la aureola de su nombre pero, engañará a los memos de turno puesto que los aficionados no nos tragamos la bola. Pensar que, desde muchos de los pesebres taurinos le reclamaban que volviera porque decían que se había dejado muchas cosas por hacer, vamos, el ridículo no puede ser mayor para todos aquellos que se dicen periodistas. Y todavía quedaban memos que se rasgaban las vestiduras cuando Ponce se retiró. Curiosamente, ese mismo día de su abandono dije que el de Chiva no tardaría dos años en volver y, no me equivoqué.
Respecto a su regreso, otra cosa muy distinta hubiera sido que, por ejemplo en Madrid, durante toda la temporada se hubieran mostrado pancartas reclamando su regreso pero, eso no ha ocurrido; dicho en cristiano, no le ha llamado nadie pero, él se empecina en volver. Quiera Dios que el destino sea benevolente con el diestro, al igual que con todos pero, en su caso, debemos de rezar mucho más porque, pese a que lidiará animalitos indecentes de una primera figura del toreo, en un momento dado, hasta el toro más ínfimo puede darte un disgusto de época.
Y lo digo porque, Enrique Ponce, con más de medio siglo a sus espaldas, con treinta y cinco años desde que se doctoró, no debería de tentar más a la suerte. Recordemos que a don Antonio Bienvenida lo mató una vaquilla en un tentadero, a El Pana, un becerrote en un pueblo de México, amén de una larga lista de toreros anónimos en la actualidad que un animal les retiró del toreo para siempre. Y justamente eso, el riesgo es el que debería de medir Enrique Ponce. Ya sé, como lo sabemos todos que, su ciencia lidiadora puede con todo y mucho más porque, los toros que lidiará serán los de costumbre, hasta el punto de que, tras haber matado más de cuatro mil toros, apenas tiene dos rasguños y una pierna rota en Valencia tras una voltereta. Como fuere en su caso, yo mediría el riesgo porque un toro puede hacerte daño hasta con el rabo.