Años llevaba la afición taurina de Suramérica, soñando con una tarde llena de éxitos  al lado de la gran figura del toreo José Tomás; lo que no se imaginaba la afición fue que tanto Sebastián Vargas como José María Manzanares, dieron una pelea extraordinaria y al final las personas no podían describir la sensación de ver torear a tres grandes matadores en un mismo ruedo. El triunfo más que de los toreros fue de los 14.500 espectadores en La Santamaría.

Don Julio César Rincón era el ganadero de la importante tarde. Al inicio del día hubo dificultades en el sorteo, ya que los encargados de revisar los encierros en la plaza capitalina hicieron que el ganadero trajera once ejemplares a los corrales de la Santamaría, cuando ya el encierro de siete toros, incluyendo el sobrero, estaba reseñado desde el mes de Junio por parte de los veedores del maestro José Tomás. Desaprobaron unos que cumplían con los requisitos y aprobaban otros que no eran de iguales condiciones, al final no entiendo porque el problema si la corrida que salió fue muy bien presentada en kilos y trapío. Además cumplieron con comportamiento, algunos tenían dificultades de fuerza pero con nobleza y bravura.

El colombiano Sebastián Vargas tenía una gran responsabilidad, representar a la tauromaquia nacional. Se llevó el mejor lote de la tarde y lo supo aprovechar al máximo, es un torero totalmente entregado y luchador, es el torero que más recorre la provincia colombiana; allí es donde se prepara durante todo el año para responder en las plazas de primera del país. En su primero tuvo que hacer una faena de suavidad debido a la poca fuerza del ejemplar, Vargas le dio los tiempos y distancias correctas para que el ejemplar respondiera, de acuerdo a sus cualidades. Pero ese no fue su momento más cumbre sino en el cuarto de la tarde, en donde partió su vida profesional en dos; un indulto en La Santamaría… eso no ocurre todos los días, el toro Gracioso de 499k fue un gran toro que lució hasta el final. Tres orejas para salir por la puerta grande.

José Tomás ese gran monstro de Galapagar… dio una lección de valor y técnica, ¿Quién torea como José Tomás? No lo hay, por delante no va de primero la muleta sino su cuerpo que lo utiliza como trasto de torear para enfrentarse a sus ejemplares. A milímetros de su cuerpo pasaban los dos astados, que por cierto eran los más fuertes de la corrida, pero no con tremendismo sino con técnica. Temple, voluntad y entrega… es un toreo sobrenatural; variedad en su pañosa y cercanía en su capote, con la espada completamente certero. Hay fortaleza y delicadeza a su vez en sus manos poderosas. En su primero le negaron la segunda oreja, la presidencia ayer no fue acertada; en su segundo cortó la segunda oreja que le aseguraba la puerta grande de la llamada Madrid de América.

El alicantino José María Manzanares le dejó ver a Colombia, la majestuosidad de su toreo, que aún no conocía nuestra patria por parte de Manzanares (Hijo). Que lentitud, que delicadeza, que tiempos tan precisos y distancias tan correctas. Hubo siempre serenidad en su rostro y la imprimía en cada uno de sus lances, que abundaron en ligazón y en conexión; la sabia afición de la Santamaría realizó silencio en momentos supremos y ovacionaron los puntos más altos de emoción. Toda la afición colombiana tiene derecho a disfrutar de la tauromaquia de José María, es tan grata la sorpresa cuando en un ruedo americano se logra divisar el arte que los extranjeros le imprimen a su toreo en los ruedos españoles. Ayer fue un día inolvidable con el heredero de una gran dinastía torera.

Reseña:

Con lleno hasta las banderas

Sebastián Vargas                     Oreja y dos orejas simbólicas tras indulto

José Tomás                                Oreja y oreja

José María Manzanares          Oreja y dos orejas

 

 

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora para América)