Sorprende al visitante observar que no hay temática taurina en el Museo Botero de Bogotá. Como los aficionados taurinos cada vez somos más susceptibles en este tipo de temas, mi amiga Silvia Caramella, especialista en cine taurino, y yo salimos del museo pensando lo peor. Aunque quizás sea mejor decir que salimos del museo pensando que sucede lo que suele ser habitual. La búsqueda de información para alcanzar una explicación a la carencia indica que quizás no se trate de un asunto de censura taurina sino más bien del contenido existente en una colección donada. Existe además el antecedente de que en el mismo lugar el artista Arango había expuesto, antes de la llegada de la colección Botero, la serie titulada ‘La corrida’. La exposición de Botero llegó a Bogotá en el año 2000 y es de suponer que en ella se han mantenido las mismas obras que mandara el propio Botero, que además de las suyas tenía pinturas de otros grandes pintores y escultores de talla mundial. No obstante, es importante señalar que se echan de menos en el museo las pinturas taurinas de Botero y más ahora en la situación en la que se encuentra la fiesta en Bogotá, con una Santa María hecha un auténtico desastre, llena de pegotes en forma de chapas de acero inoxidable que tapan las entradas y algunos ventanales del coso, cercada por alambre e indicando que amenaza ruina. Dicen por aquí que esa fue la estrategia del antiguo alcalde, animalista declarado; dejar que el coso se desintegrara para poder tener así otra excusa para eliminar las corridas en la ciudad. Para prohibir la fiesta taurina, al alcalde le movía por dentro una de esas razones de peso fundamental; a él no le gustaban los toros. Es curioso que ese hombre que ya no es alcalde de la ciudad se denomine animalista y no defienda la fiesta de los toros.

De otras partes nos llega información sobre homenajes a otro gran pintor, con una de las más importantes tauromaquias a nivel mundial e histórico. Importantes y serios hispanistas nos comunican que  la Exposición Bibliográfica “Goya Grabados. Desastres, Caprichos, Disparates”,  que organiza la Fundación Goya en Aragón, ha olvidado incluir en su catálogo la tauromaquia del pintor. Quizás se les haya pasado. O quizás olvidado. O quizás haya sucedido que a la hora de buscar algún escritor que haya tocado la temática taurina de Goya en su obra no lo hayan encontrado o ésta no se haya tratado en forma de monográfico. Sin embargo, es de hacer notar que si se hubiera dado esta situación con cualquier otra temática, se hubiera pedido a alguien que la desarrollara a fin de poder figurar en el catálogo. Pero no parece que esto haya sido así. Queremos pensar que en la ausencia no existen motivos ideológicos de esos que surgen del alma profunda de un comisario.

En este caso de Goya es de hacer notar el documento histórico que supone cualquier tipo de exposición que se hace sobre el autor. Quiero decir que la historia revisará constantemente aquello que se haya publicado o que se haya expuesto sobre un genio como Goya. Y en esa revisión histórica no entrarán solo los investigadores patrios sino montones de hispanistas que cada vez ven el toreo con más interés, precisamente por considerarlo uno de los factores importantes de nuestra cultura. Es por eso que uno quiere pensar que no habrán sido tan memos los organizadores de eliminar esta temática, por otra parte tan fundamental, del catálogo. Aunque de un tiempo a esta parte se observa en España un total olvido del constructo histórico y una total despreocupación de lo que la historia pueda decir de uno. Es decir, que ojalá que no haya habido por ahí ningún alma libre que haya pensado que eso de los toros es una salvajada y que prefieren que no se confundan churras con merinas, que no es tan listo el público como para ser consciente de que la tauromaquia es un atropello a la razón animalista al relacionarla con la sensibilidad del genio de Fuendetodos. Entiendo que a nadie le gustaría pasar a la historia como censor. Y hay que ser conscientes de lo que uno tiene entre manos. La historia no se olvidará de Goya cuando acabe la Exposición de Bibliografías. Todo lo contrario.