Disfrutando de un café en la ciudad en la que desde hace 42 años, hago vida profesional, Mérida, ciudad por demás universitaria, turística y taurina por excelencia, se me acerca un amigo y me pregunta de manera por demás sarcástica, ¿epa compa crees que a estas alturas la Fiesta Brava en Venezuela salga adelante? y de una, sin pensarlo una vez, les respondo ¿claro que sí, por qué no habría de salir adelante?, sí se quiere se puede, no tengo duda en ello, a pesar que algunos, inmersos en la Fiesta, digan lo contrario, siempre lloriqueando de que las cosas están difíciles.

Sin dejarle tomar respiro le replico al intrigante amigo, acá en Venezuela, somos o no somos en la Fiesta Brava.

En Venezuela, sin lugar a dudas, todos tienen que poner su cuota o grano de arena para que la Fiesta Brava salga adelante. La pasividad ha sido uno de los flagelos que ha invadido a lo taurino venezolano y para muestras un botón: quedó en el olvido lo de la Ley Taurina Nacional en el seno de la Asamblea Nacional Bolivariana, cuyo impulso arrancó con mucho brío y terminó con extremo escalofrío. Ya ni se recuerdan del Proyecto.

Punto primoridal e imperante en el fortalecimiento de la Fiesta Brava en Venezuela, es entre otras cosas, el reactivar, impulsar y apoyar a las Escuelas Taurinas existentes en el país, a lo que sumamos, la necesidad de que en las ciudades, donde exista una Plaza de Toros, las Comisiones Taurinas habiliten espacios, cada semana, quincena o mes, para tertulias en los que se diserte sobre la Fiesta, se instruya cómo entender y presenciar un espectáculo taurino, es decir, se enseñe al aficionado, todo lo del mundo del toro, que no solo se suscribe a una novillada, festejo, corrida de toros, hay mucho que aprender y conocer del entorno interno y externo del Arte de la Tauromaquia.

Por eso, somos o no somos, en la Fiesta Brava.

Me replica el amigo ¿y qué me dices de los políticos, apoyan realmente la Fiesta Brava? y sin que me quede nada por dentro, le respondo: de los políticos en verdad, no espero nada, son más falsos que Judas pero debo reconocer que algunos y muy contados, apoyan la Fiesta Brava; una que otra Autoridad Pública y Municipal, uno que otro Legislador, Concejal, Gobernador Venezolano, son taurinos y considero que ellos deberían dar el ejemplo a nivel  regional y nacional, en hacer entender a sus colegas, la importancia socio, cultural, turística, económica, que en el desarrollo integral de una Aldea, Caserío, Pueblo, Ciudad, Estado, País como el nuestro, significa la Fiesta Brava, una fiesta de la que todos se benefician, sin distingos de clase y posición.

En la Fiesta Brava de verdad, somos o no somos y en estos tiempos de difícil coyuntura socio política económica, como bien lo dejó sentado Alexander Guillén, torero merideño venezolano, tenemos que hablar menos y trabajar más por ella, con suma afición y pasión. Lo demás es cuento y olé.