Era un cartel para no perdérselo, tres figuras en un solo ruedo, todos izando la bandera de tres países diferentes; pero desafortunadamente todo se fue en expectativas pero la culpa no recae en los hombros de los matadores. El encierro que se lidió no cumplió en el ruedo de La Macarena.

Las Ventas del Espíritu Santo, propiedad del maestro César Rincón; fue la ganadería que ayer se presentó ante la afición antioqueña, pero no tuvo suerte ni la afición, ni el ganadero y menos los matadores que se jugaron la vida ayer. Los seis ejemplares estuvieron rozando el límite mínimo del peso reglamentario, hubo buenas hechuras en los toros… quizás con más kilos las cosas hubieran sido diferentes; en cuanto a comportamiento, fueron irregulares. Algunos de los ejemplares iniciaron bien pero al final buscaban irse y acusó la falta de fuerza, también hubo toros con clase pero que no fueron entendidos por el matador; como fue el caso del quinto de la tarde, lidiado por Castella.

Manuel Jesús “El Cid” es definitivamente un torero con mucho poder en la muleta, además lleva impreso en sus manos el arte del toreo andaluz. Contó con un lote complicado de la tarde y no se pudo lucir a cabalidad pero lo que logró hacer ante las dificultades de los ejemplares fue muy interesante… tandas muy limpias de derechazos y algunos naturales de muy buena factura como es su especialidad. Mató bien y además encantó al público que en las dos ocasiones lo ovacionaron fuertemente.

Sebastián Castella como siempre venía con mucho compromiso ante la afición colombiana, a la cual el francés aprecia mucho. Venía de una lesión en su rodilla, producida la noche anterior en el festival; y las cosas no le salieron muy bien… especialmente no salieron como la afición espera siempre que le salgan a Castella. No hubo orden en sus faenas, a él le faltó serenidad y no logró entender la lidia adecuada para sus dos ejemplares, en especial en su segundo astado. No encontró las distancias correctas y los tiempos exactos, pues el encierro de ayer por su poca fuerza necesitaba suavidad y espacio para lidiarlos.

El colombiano Luis Bolívar fue el triunfador de la tarde cortando la única oreja del festejo, su mejor momento lo vivió con el primero de su lote. Fue una faena de emoción con el público y de técnica mezclada con arte, supo entender el tiempo que necesitaba de respiro este ejemplar que tenía nobleza, aunque se vino a menos al final de la faena el ejemplar fue de los más potables del encierro. Con el sexto de la tarde no pudo hacer mucho debido a la mansedumbre del ejemplar, sin embargo los pocos pases que pudo hacer fueron de voluntad y la gente se lo reconoció con palmas.

Los mejores momentos de la tarde se vivieron en la suerte suprema, todos mataron de muy buena forma.

Reseña:

Con media plaza

Manuel Jesús “El Cid”               Saludo y saludo

Sebastián Castella                    Petición de oreja y silencio

Luis Bolívar                                 Oreja y palmas

Desde Colombia, Informa Carolina Baquero (Directora para América)