Un gran escándalo se vivió en el sexto toro, un inválido que incomprensiblemente no fue devuelto a los corrales. Talavante intentó lidiarlo, pero tras la primera tanda, el toro cayó al ruedo lesionándose. Después de acabar Alejandro, con el de Cuvillo, salió un séptimo toro para compensar al público que estaba enfurecido con el presidente. El sobrero que saltó al ruedo tampoco dio demasiadas opciones a Talavante, que echó mano de técnica. Sí destacó el vibrante quite por gaoneras que realizó. Al final, tras una estocada cortó una oreja. Dos había cortado antes en el tercero, en una faena de más a menos, aunque pudiendo disfrutar de despaciosos naturales. Remató como es habitual en él con manoletinas, que volvió a levantar el vuelo de la faena.

 

El Cid, que entró en sustitución de Manzanares, resultó ser el triunfador. En Zafra ha demostrado que ha vuelto a ser El Cid de siempre. A su primero, un toro flojo, lo toreó largo, con pases de gran hondura por ambas manos, acabando la faena metido entre los pitones, con dos circulares. En el quinto también demostró una gran dimensión, a pesar deque la faena se vino un poco a bajo tras ser desarmado Manuel Jesús. Acabó con el noble astado con otra gran estocada, que le hizo sumar dos trofeos más a los dos cosechados con anterioridad.

 

Morante cortó un apéndice de su primero, tras una estocada trasera. El de la Puebla recibió al que abrió plaza con verónicas templadas. Con la muleta, la faena fue a más por el pitón izquierdo, a pesar de acusar el toro la falta de transmisión. En el deslucido cuarto, sólo se pudo apreciar bonitos detalles del toreo añejo de Morante, que no fue rubricada con una estocada y perdió un posible trofeo.

 

Reseña del festejo.

 

Zafra (Badajoz), con tres cuartos de plaza, se han lidiado toros de la gandería de Núñez del Cuvillo, para:

Morante de la Puebla: oreja y ovación tras aviso.

El Cid: dos orejas y dos orejas.

Alejandro Talavante: dos orejas, y oreja.