Vimos a un Luque desesperado en su primer toro que fue muy rajado, embestía con la cara alta y encima apretaba dando muestras serias de peligro. Todos los toros tuvieron comportamientos idénticos, descastados, sin un ápice de raza y tirando siempre a tablas. En el sexto cambió el sino de la tarde que iba cuesta abajo y sin frenos y vimos a un Daniel Luque que no quería que se le fuera la tarde de nuevo en blanco, así que aposto el de Gerena y basó su faena por el pitón derecho ya que por el izquierdo era cogida asegurada. Se arrimó como un león, se dejó llegar los pitones sin inmutarse creando incluso miedo en los tendidos. Estuvo muy firme dando incluso un circular invertido completo con semejante pájaro. Se tiró a matar como un cañón y a pesar de que el toro se levantó, el respetable le otorgó una oreja de ley como premio a su esfuerzo.

Poco más que contar, Manuel Jesús El Cid estuvo a gusto con el capote toreando a la verónica en su primero rematando con dos buenas medias. A la salida de un capotazo del Boni quedó el toro con las cuatro patas para arriba como si le hubiera dado algo, pero se levantó y pudo reponerse, aunque ya muy mermado. Aun así Castella fue al quite dando tres chicuelinas ajustadas, sobre todo la tercera. Lo intento por ambos pitones pero el toro siempre huyó de forma brutal hacia tablas, así que no pudo hacer otra cosa más que matar siendo silenciado. Al quinto también lo toreó con el capote, y después de brindar a sus apoderados se lo llevó a los medios para intentar quitarle la querencia a tablas pero el esfuerzo fue en vano a excepción de una serie con la mano diestra. Más silencio y pitos a los toros en todos los arrastres.

El francés Sebastián Castella tampoco tuvo suerte ayer aunque pudo lucirse algo más en su primer toro que fue un sobrero del mismo hierro que tuvo un poco mas de genio que sus hermanos y eso permitió que durara un poco más en la faena. El toro huyó siempre a tablas y al francés no le quedó otra que hacer la faena al hilo de las tablas y básicamente por el pitón diestro, aunque lo intentó por ambos. Fue una faena inventada que tampoco tuvo más repercusión. El que se lidió en quinto lugar también fue devuelto y en su lugar salió un sobrero de Gavira que fue tan embustero en sus embestidas, como su propio nombre indicaba. Quiso empezar Sebastián la faena apoyado en tablas como si de la barra de un bar se tratase pero pronto tuvo que quitarlo de ahí y le cambió el terreno. Embestía con la cara por las nubes desarrollando mucho peligro y orientándose por momentos, así que mató de pinchazo y estocada defectuosa sin eco en el tendido. Fue silenciada su labor.

 

 

     conchita rodriguez ortiz web.jpg      Desde Sevilla, crónica de Conchita Rodríguez Ortiz