Foto: Rafael Cobos – La Peña Cordobesista Casa de Córdoba en Madrid festejando el ascenso

Si señores, una ciudad de primera, con una plaza de toros de primera categoría, ya tiene su equipo de fútbol en primera.

Si ustedes suman las cifras de la fecha en la que el Córdoba CF ascendió recientemente, 22/6/14, le dará como resultado 42. Exactamente la misma cifra que el Córdoba llevaba sin jugar entre los grandes. Una casualidad que dulcifica mínimamente una travesía –demasiado larga- por el desierto de 2ªA, 2ªB  y hasta 3ª división, plagada de sufrimientos y decepciones.

Desde luego, hoy no es el día para hablar del pasado, de esos 42 años que se nos adeudaban a los cordobesistas, es el día de hablar del presente y por qué no soñar con el futuro. Aunque, mirándolo desde el lado bueno de las cosas, esa espera de 42 años ha provocado que el delirio y la apoteosis desatada en nuestra tierra sea exponencial.

En este presente es justo y necesario reconocer a los incondicionales, a los que siempre están ahí. A las maduras, pero sobre todo a las duras.

Y es que hay  unos cuantos –tampoco demasiados- miles de adeptos que en estos 42 años han construido una costra blanquiverde en sus corazones que hace que su cordobesismo esté a prueba de bombas y ante cualquier designio que les tuviera preparado el destino, hubieran seguido apoyando al equipo. Unos días con mejor cara que otros, por supuesto en ocasiones, renegando con vehemencia (todos somos humamos); pero sin duda en el mes de agosto no habrían podido evitar volver a ilusionarse, volver a renovar el carnet y volver a estar alerta del siguiente proyecto deportivo.

Así se explican que los cánticos más populares del cordobesismo tenga un halo de añoranza, nostalgia o melancolía que desatan simpatía y hasta cierta ternura en las aficiones contrarias. Os detallo algunos ejemplos:

– Ser de los que ganan es muy fácil, ser cordobesista me parece mejor.

– Lo siento, todo el mundo no puede ser del Córdoba.

– Recorremos kilómetros, superamos obstáculos, solo por ti, mi Córdoba.

Y como no el grito de guerra con el que toda la afición nos hemos identificado en los últimos años:

Volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser grandes, volveremos a ascender.

Como adicto a este equipo – no en vano aun residiendo en Madrid los últimos 18 años mantengo el abono además de haber constituido la Peña CCF Casa de Córdoba en Madrid – aviso a los futuros simpatizantes: “El Cordobesismo es una enfermedad que no tiene cura”. El que no quiera infectarse que se mantenga lejos del Nuevo Arcángel el año que viene.

Como anécdota queda lo rocambolesco  e insólito en la forma de subir de categoría. El último partido quedará en nuestra retina como las hazañas de Cartagena y Huesca o aquellos minutos de infarto de Anoeta. Ahora toca digerir la gesta, disfrutar el momento y sobre todo, saborear cada instante de la temporada.

 

 

Presidente Asoc. Cordobeses X el Mundo
 
Escalera del Éxito 210