Julio de la Puerta
Vean la Fotogalería del festejo pinchando en la cámara de fotos
Antón Cortés Andrés Palacios Torres Jerez
Antón Cortés, silencio en ambos.
Andrés Palacios, palmas y silencio.
Torres Jerez, silencio en ambos.
Crónica: José Julio García Foto Galería: Daniel Daudet
El tiempo frío, amenazando lluvia del domingo 20 de abril, puso a prueba, una vez más, la resistencia y el temple de los aficionados.
Anunciados seis toros de la ganadería andaluza de D. Julio de la Puerta, encaste Domecq Díez, Marqués de Domecq y algo de Veragua, y desechados dos en el reconocimiento, se sustituyeron por otros ejemplares de la divisa sevillana de El Serrano encaste Juan Pedro Domecq y El Ventorrillo, lidiados en primero y sexto lugar. Todos cinqueños cumplieron en varas y acudieron a la cita de las telas toreras, si no dieron más juego fue por flojedad de remos. Antón Cortés de Albacete, su paisano Andrés Palacios y el almeriense Francisco Torres Jerez dieron cuenta del encierro.
Cortés lanceó con empaque por verónicas al primero que salió abanto. Con clase y buen compás muleteó al astado, que rompía la continuidad de la faena por flojedad de remos. Ejecutando con limpieza la suerte dejó una estocada algo trasera que fue suficiente. El cuarto se venció algo por el derecho y desconfió al diestro que no se centró lo debido y terminó de pinchazo, dos metisacas y una estocada.
Andrés Palacios lidió el segundo que se iba suelto de los capotes, peleando bien en varas. Llegó a la muleta embistiendo bien, aunque le faltó tranco. La faena tuvo momentos de calidad, pero el toro marcó siempre el terreno de su realización, en vez del espada. Dobló la res de pinchazo y estocada. El quinto salió de la primera vara resintiéndose de la mano izquierdo, esto difuminó la faena que se presumía, la buena embestida del toro, y no fue posible. Pese a todo logró muletazos con buena factura hasta que el cornúpeta quedó en media arrancada. Entrando por derecho dejó una estocada que fue definitiva.
Torres Jerez se encontró con el tercero que acudió bien al capote, luciéndose por verónicas de buen corte, peleó en varas empujando con los riñones. De la segunda entrada al caballo salió rodando y se cambió el tercio.
El astado tomó la muleta humillado, arrastrando el morro, permitiendo el logro de templados y ligados muletazos. El puyazo que le faltó al toro lo acusó al final de la faena que la remató de una pasada sin pinchar, una estocada baja, una atravesada, un pinchazo hondo y descabello. El sexto hizo extraños a los capotes de salida, peleó en varas encelado con el caballo y salió de la suerte blandeando de manos. Ya no se empleó en la embestida. Con media arrancada no fue posible hacer más que despacharlo de una estocada corta y ladeada.
Y seguimos esperando que el tiempo sea propicio para presenciar un festejo taurino.
