Se llevó a cabo la segunda corrida de toros y tercer festejo del abono de la Feria del Señor de los Milagros 2012, con el resultado triunfalista de seis orejas y un indulto, en la cual hubo división de opiniones, para los taurinos eventuales la tarde fue justificada, mientras que los reconocidos taurinos permanentes a las corridas manifestaron su contrariedad. Juan bautista, Iván Fandiño y Alfonso de Lima salieron por la puerta grande del coso rimense tras cortar dos orejas cada uno, a ellos se le sumó el ganadero de La Carolina.

 

En tarde nublada y con algo más de media entrada en los tendidos de la vieja plaza limeña, se lidiaron cinco toros de La Carolina, uno devuelto (segundo) y reemplazado por otro de Achury Viejo, y uno de San Sebastián de Las Palmas (sexto). Todos los toros bien presentados, encastados, tuvieron recorrido y mostraron acometividad. El que cerró plaza fue indultado. Terminado el paseíllo el picador Joseph Rojas tomó la alternativa de manos de César Caro, éste picador la semana pasada salió en tanda sin haberla recibido.

 

El diestro francés Juan Bautista, trajeado de pizarra y oro, mostró sus condiciones de gran lidiador. Con su primero Carmelo, número 323, con 570 kilos, negro, engatillado. Lo recibió por verónicas caminando hacia los medios que remata con dos medias belmontinas. El toro recibió dos puyazos. Tras brindar al público, se lo llevó a los medios donde le receta una serie de naturales rematados con el pase del desprecio, luego por la derecha hace que los tendidos se emocionen. El toro terminó en tablas. Con un pinchazo hondo luego casi entera en los bajos acabó con el toro. Oyó ovación que agradeció desde el tercio.

 

 

Con el cuarto Cuchillero, número 316, con 512 kilos, negro, engatillado, bien armado, bonito de tipo. Fue lanceado con el capote sin fijarse. Recibió largo puyazo al que le taparon la salida. Juan Bautista se dobló en muletazos largos. Los derechazos fueron largos y templados, llevándolos embebidos en la bamba de la muleta. Estuvo variado con la franela. Una estocada en el rinconcito de Ordóñez y dos orejas. Intentaron dar la vuelta al ruedo al toro en medio de las con protestas.

 

El vasco Iván Fandiño vestido de luces canario y oro, dio una de cal y otra de arena. Vio a su primero Portero, número 310, con 465 kilos, negro, de La Carolina, devolverlo a los corrales, el presidente de plaza no supo explicar si por el trapío o por supuesta cojera. El de reemplazo JOYERO, número 147, con 460 kilos, de Achury Viejo, negro, delantero, terciado. No hay nada que reseñar con el percal. Dobló las manos en el caballo. Empezó con pases de tanteo por ambos pitones. La sosería del toro le permite dar series por ambos pitones muy lentas, con profundidad, terminó la faena porfiando. Tras pinchar varias veces dejó una estocada caída, oyó un aviso y se silenció su labor.

 

Con el que hizo quinto Cambalche, número 309, con 510 kilos, negro, engatillado, bonito de tipo. Recibe un puyazo corto. Se duele en banderillas. Inicia la faena con un cambiado por la espalda en los medios del ruedo. La faena es templada y con son, las series son jaleadas con emoción. Una estocada ligeramente desprendida, y los pañuelos no se hicieron esperar. El toro terminó las series de muleta con la cara alta.. Las dos orejas coronan su labor.

 

El matador nacional Alfonso de Lima salió con el vestido de torear grana y oro, estuvo incierto en su primero y le puso mucho corazón al segundo. Su primero Banquero, número 317, con 533 kilos, negro, engatillado, bonito de tipo. Ejecutó verónicas jaleadas. Le hacen la carioca al toro. Con pases de tanteo se lo llevó a los medios. De lejos le presentó la muleta pero poco pudo hacer, faltó temple y mando. El toro terminó dando hachazos. Un pinchazo y una estocada desprendida hacen rodar al burel. Se silenció su actividad en el ruedo.

 

El que cerró plaza, Vencedor, número 805, con 587 kilos, de San Sebastián de Las Palmas, negro, chorreado listón. Se estiró en verónicas que fueron ovacionadas. Recibió un picotazo. Empezó la faena de muleta con las dos rodillas en tierra en los medios, el público se encendió. El toro fue de largo a la muleta con nobleza y con recorrido, galopando. Hubo varias suertes ligadas pero cortas, rematadas con el de pecho. Aparecieron pañuelos blancos y el matador se contagió del momento. El presidente de plaza indultó, en medio de la división de opiniones. Le conceden las dos orejas simbólicas.

 

Los tres espadas fueron paseados y salieron a hombros de los entusiastas, por la puerta grande de la bicentenaria plaza de Acho.