El primero fue del agrado de Morante de la Puebla, sus razones tendría, nunca quizás las lleguemos a conocer. Primeros abucheos de la mañana para el sevillano, y se temía que fuera un día sin del de La Puebla del Río. Pero cuando comprobó el buen tranco del galopante tercero el artista andaluz abrió el frasco para nuestro deleite. Unas esencias con su sello inconfundible, difícil de narrar, mejor verlo. La faena concluyó como la había empezado, por alto a dos manos. Entre tanto instrumentó muletazos de una hondura que solo el sentimiento puede inspirar. El espadazo fue de buena ejecución pero el fallo del puntillero enfrió un pelín los ánimos y puede que dejara escapar el segundo trofeo.   El último de su lote resultó corto y tardo de embestida además de tirar gañafones. A pesar de ello Morante le hubiera cortado otra oreja de no pinchar en dos ocasiones. (Pitos, oreja y saludos)

 

Sebastián Castella empezó pisando fuerte al desorejar al segundo de la mañana, un excelente ejemplar de Victoriano del Río premiado con vuelta al ruedo, y que tuvo  mucho motor a lo largo de toda la faena de muleta. Posibilitó al diestro de Béziers realizar un toreo largo y ligado. El segundo fue algo tardo y Castella se puso entre los pitones para conseguir la emoción que le faltaba al toro. Faena en terrenos de cercanía, metido entre las astas, y dos orejas a otro buen toro, asegurándose la salida por la Puerta de los Cónsules. El que cerró plaza fue el más deslució del sexteto. La faena que debutó con buen planteamiento de diluyó con la tarda arrancada y los hachazos del toro, y la primera figura de la torería gala no pudo despedir su temporada en Francia con un nuevo triunfo. (Dos orejas, dos orejas y aplausos)

 

 

Crónica de Laurent Deloye, “El Tico”