Julio Aparicio: dos orejas y rabo

Finito de Córdoba: dos orejas y rabo

Víctor Puerto: dos orejas y rabo

Javier Conde: dos orejas y rabo

Pérez Mota: dos orejas y rabo

El novillero Miguel Hidalgo: dos orejas y rabo

 

Comenzó el festejo con 15 minutos de retraso y el cielo amenazante de lluvia. Unas gotas avisaron de que podía estar pasado por agua el festival. No fue hasta el cuarto novillo donde descargó la nube que estaba encima de la plaza. No sólo fue agua sino también granizo. La gente aguantó porque quería ver el festejo. Los paraguas asomaron mientras Javier Conde seguía haciendo su faena. Después la tormenta pasó y se pudo seguir disfrutando del festejo.

 

Abría plaza Julio Aparicio que recibió a su enemigo con verónicas muy templadas rematando con una revolera. El pitón izquierdo del novillo era el más potable y fue por ese por el que basó toda la faena, aunque no terminó de bajar la mano. Mató de una estocada.

 

El mejor toreo de la tarde se vivió en las manos de Finito de Córdoba. Un ramillete de verónicas fue el saludo que le dio al de Torrehandilla, dejando una media con un sabor especial. Con una larga cordobesa pidió el cambio de tercio. Ya en el último tercio cuando cogió la muleta se vieron las ganas que tenía ‘El Fino” de hacer una gran faena. La clave de la misma fue el temple, la profundidad y la hondura que le imprimió a sus muletazos. Con mano baja mandó todo el rato sobre el ejemplar de Torrehandilla, que tenía una bravura excepcional. Faena larga con la que disfrutó el público, incluso alguno osó a pedir el indulto del novillo, sin enterarse que en plazas portátiles no se suelen indultar toros. Al final Finito entró a matar: pinchazo y estocada trasera. Al toro se le concedió la vuelta al ruedo.

 

Víctor Puerto volvía a vestirse de corto en Carrión de Calatrava. El aficionado le esperaba y así se lo demostró. Dándole ánimos desde el tendido, a lo cual el torero supo responderle con su particular forma de torear. Toreó a la verónica demostrando que es un gran capotero. En el caballo se le pegó demasiado y fue el propio torero quien lo puso en suerte a los banderilleros. Con la muleta se fue al tendido de sol conde comenzó de hinojos llevándolo por ambos pitones. Lo toreó por ambos pitones terminando su faena muleteril con molinetes de rodillas. Mató de estocada casi entera.

 

Javier Conde no se le vio con el capote, lo mismo que pasó con la muleta. Al principio no quiso saber nada de su enemigo, hasta que se confió y se centró con el toro. Desarrolló su toreo más artístico, citando al toro desde lejos para acercarse a él con los típicos pases de baile a los que tiene acostumbrado al público. Faena larga entre la lluvia que estaba cayendo. Tardó mucho en entrar a matar, una vez cuadrado le propinó una estocada.

 

 

Algunas verónicas de buen gusto dio Pérez Mota en su saludo capotero al ejemplar que salió en quinto lugar. Con la muleta toreó por ambos pitones destacando los que dio por el izquierdo, un toreo al natural muy relajado. Pinchazo hondo y estocada con la que el toro rodó sin puntilla.

 

Cerraba plaza el joven novillero Miguel Hidalgo que con los pies juntos y muy quieto saludó a la verónica. Con la muleta a pesar de corresponderle el peor novillo de todo el encierro supo entenderlo y conectar con el público. Lo toreó por los dos pitones consiguiendo meterlo en el canasto. Mató de estocada.

 

 

Crónica y fotografías de Raquel Montero.