Frascuelo se había ganado la fama de valiente y esa popularidad hace que le incluyan en carteles de Madrid en los comienzos de la temporada de 1866 junto a los nombres de matadores de fama, “Cúchares”, Sanz, “Lagartijo”… En los carteles lo anuncian con una nota debajo del nombre: “El simpático y valeroso joven que triunfa en todas las plazas”.

 

El matador es de inmediato prohijado por la afición de Madrid. Su trayectoria taurina resultaba mucho más complicada que la del cordobés, Rafael Molina “Lagartijo”. Los toreros de las escuelas Rondeña y Sevillana eran aceptados con mayor rapidez en todas las plazas de toros de España. Salvador llegaría a ser la primera gran figura surgida de la Villa y Corte por lo que se le consideraba un torero de Madrid. Churriana de la Vega reclamaría, justamente, la naturaleza del nacimiento del torero. Demasiado tarde, Salvador Sánchez Povedano “Frascuelo”, es la figura que necesita Madrid para que su afición de réplica a la andaluza.

 

En un artículo anterior se recordaban los cafés taurinos en la zona de la Puerta del Sol. En aquel cogollo que forman las cuatro calles que desembocan en la plaza era principal la Carrera de San Jerónimo, donde estaba el café La Iberia, el más frecuentado por las gentes del toro. Hasta ese café llegó la hazaña ralizada por Frascuelo en Tolosa. En esos días Salvador recorría, con la cuadrilla de Cayetano Sanz, las plazas de toros de España. En La Iberia se escuchaban comentarios del suceso con diferentes opiniones.-

 

¡ El chico promete !´.

 

¿Promete? … ¿en qué ?.

 

¡ Tié valor, eso no se pué negar !.

 

¿ Se le ha visto con toros … toros?.

 

¡ Bueno, con cucarachas más bien ! ¿O lo va usté a negar?.

 

¿ Pero me lo va a decir usté a mi, que lo he visto mil veces?.

 

El banderillero Pablo Herráiz comenta con un compañero de la cuadrilla de “Cúchares”, como él mismo, Juan Mota – ¡Mira Juanillo! Yo te quiero mucho pero esa “afisión” que ta´entrao por ese “papelista” me “parese” más chalaura que otra cosa.

 

Mota por aquel entonces era el padre, la madre y el maestro de Salvador todos en una pieza. De malas maneras le responde al compañero:

 

-“ Mira Pablito, ahora lo desprecias porque no sabes lo que dices … ¡Algún día pedirás plaza de banderillero en su cuadrilla!. “Cúchares”, “Gordito”, “Tato” y todos los sentados a la mesa se quedaron “pasmaos”. Ante tanta expectación, Herráiz se vuelve y mira a todos con satisfacción:

 

¡Pero …! ¿que dices chalao? ¡Amos anda hombre! ¡Primero me corto los brazos y las piernas!. – encarándose con Mota.

 

El banderillero retador no se cortó extremidad alguna pero no pasó mucho tiempo en solicitar un puesto en la cuadrilla de “Frascuelo” y que el matador le concedió. Resultó que llegaría a ser el banderillero de máxima confianza de Salvador. Aquella noche todos reían ¿quién era “Frascuelo”, más que un torerillo sin experiencia que solamente demostraba una valentía atolondrada y temeraria?.

 

¡ Ese, lo que es un suicida … sino, al tiempo!.- Soltó un torerazo atusándose su “dije” de oro. “Cúchares” que había permanecido en silencio escuchando la conversación no quería ser menos crítico e intervino en la discusión, aquel niño se le había atravesao sin saber el por qué. Con voz ceremoniosa en su calidad de maestro de maestros sentencia:

 

– ¡Cuando lo agarre el toro en una d´esas monerías ya veréis el canguelo! …Se volvió a sentar repantingado en la silla con las manos juntas en el mármol, como si Buda hubiera hablado.

 

La voz de la experiencia casi siempre suele equivocarse. Cuando un torero llega con fuerza para abrirse paso, la hostilidad surge hacia los que empiezan, quizás por egoísmo de los que ya han llegado y están situados en la cima.

 

Juan Mota llevaba varios días sin pasar por el café La Iberia desde aquella última discusión. Cuando la puerta se abrió y Juan apareció en el umbral todos volvieron la cabeza con gesto alelao.

 

¿Qué aire te trae Juaniyo por el café? – pregunta “Curro”. Su condición de maestro era al único que se le permitía exigir respuestas.

 

-¡ Buenas noches a toos¡ – dice Juan Mota – … y a tí, “Curro” con tu permiso unas palabras quiero decirte. Parecía un reto, un desacato a la autoridad del famoso y veterano matador de toros. Los comentarios desbordaban el salón. “Cúchares”, mano en alto como si indicara a un toro que el que mandaba era él, que su valor era superior a la furia del animal. Con ese gesto detiene el tiempo y cesa el murmullo para hacerse un tenso silencio en todo el local:

 

¡Bueno bueno, sin sofocarnos! – le dice a Mota – ¡Aquí me tiés pá lo que gustes! – Se levantó y se fue con el banderillero de su ciuadrilla a una mesa apartada de los demás veladores.

 

– “No “Curro”, si no es ná …Sabes de lo que es capaz Salvador… Creo que ya ha llegao el momento y es d´eso lo quiero hablarte”.

 

– ¡Pues desembucha ya que aquí estoy! – “Curro” sabía mucho de hombres y toros y que algo tremendo le iba a pedir.

 

– “Curro”… Salvador tiene que salir de novillero. Ha llegado la hora de su alternativa y me parece que eres tú quien se la tié que dar. – ¡Nada más que eso. – le dice Juan Mota con humildad pero con énfasis, sin el menor temor al respetado torero.

 

Al más famoso matador de toros le pareció que le habían anunciado el fin del mundo o por lo menos el final de los toros aquellas palabras de Juan Mota.

 

– ¡ Pero, chiquiyo! … ¡Mas dejao atontolinao!. ¿Que dices ?. ¡Esto se te ocurre ahora

que mi sobrino acaba de coger los trastos y ese andaluz, “el Lagartijo”, que sabe lo que se hace y es de mucha valía! ¡Amos que te has tomao el toreo por un asilo de desocupaos!. – “Curro” miraba con asombro hacia la mesa de sus amigos con incredulidad.

 

– – Bueno “Curro” tú sabes lo que vale el muchacho mejor que nadie porque de estas

cuestiones entiendes un rato largo. Conoces también el empeño que tengo en lo que te pido. De modo que aligerando ¿Si o no?.

 

– – Pues no y ya está… ¿Es que tás creído que vamos llenar la profesión de mataores?.

 

… Y además, el niño ese tié valor, no lo voy a discutir, pero de arte, lo que se dice de arte … ¡Habría mucho de que hablar!.

 

Juan Mota, banderillero y amigo de “Cúchares” no lo pudo convencer para que concediera la alternativa a Frascuelo. Los aficionados madrileños andaban en otras cuestiones taurinas … La corrida extraordinaria a beneficio del Real Hospital de Nuestra Señora de Atocha, era el mayor acontecimiento de la temporada. La organizaba el Patronato y que ya habían contratado a Francisco Arjona “Cúchares” y a Francisco Arjona Reyes “Currito” pero Juan Mota tenía un nuevo plan para que su pupilo tuviera otra posibilidad. Visitas, remilgos, algún regalo y mucha simpatía con los miembros de la Junta del Patronato, casi todas damas, lograrían lo que parecía imposible, que Francisco Arjona Herrera alias “Cúchares”, diese la alternativa a Salvador Sánchez Povedano alias “Frascuelo”

 

¡ Claro! … – explicaba “Curro” en La Iberia, del motivo que tuvo para acceder a dar la alternativa a Salvador- . . . ¿Quién es capaz de negarse a esos señores y señoras del Patronato?. Y además … ese chiquiyo no será todavía un maestro, pero …¡Caray, … como promete !.

 

En todas las esquinas de Madrid, paredes y diarios se anunciaba la alternativa de Salvador a manos de Francisco Arjona “Cúchares” en la corrida más importante del año, el día 27 de Octubre de 1.867 con toros de don Manuel Bañuelos.