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    Trabajo recopilatorio de saetas dedicadas a las imágenes de Semana Santa de Córdoba, por Francisco de Sales Melguizo Fernández y, algunas otras, sacadas del libro “Visión de la Semana Santa de Córdoba a ritmo de saetas” de su hijo Cayetano Melguizo Gómez (Librería Séneca Ediciones – 2003).

    Breve sinopsis biográfica de Francisco de Sales Melguizo Fernández, limitada a sus actividades relacionadas con la Semana Santa y con el mundo musical:

    Nació en Córdoba el 16 de septiembre de 1915. Hermano de las Angustias desde su infancia, perteneció a su Junta Directiva en 1931, cuando tenía sólo 16 años. En plena Guerra Civil, en 1937, fundó la Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia, a la que en el año 1950 se incorporó la Stma. Virgen de las Lágrimas en su Desamparo. Fue Hermano Mayor, de la citada Hermandad, hasta el año 1954 y, hasta su fallecimiento, único Hermano Mayor Honorario nombrado por dicha Hermandad. Formó parte de la directiva constitutiva-fundacional de la Agrupación de Cofradías de Córdoba, de la que fue Presidente en 1945-46 y en 1955-56. Pregonero, dos veces, de la Semana Santa de Córdoba: en 1963 y en 1984, de la de Priego de Córdoba, de Cabra, de Lucena y de Ayamonte en1981. Cofrade Ejemplar en 1986. Autor de las siguientes marchas procesionales, dedicadas a imágenes cordobesas: “Lagrimas y Desamparo” (1950); “Paloma de Capuchinos” (1951); “Señor de la Caridad” (1956); y “Virgen de los Dolores” (1970); más la dedicada a Ntro. Padre Jesús Nazareno (del Silencio) de Sevilla, “La Música del Silencio” (1990). Crítico musical de: “Diario de Córdoba” (1929 a 1931), y los periódicos “Guion” (1934-1937) y “Córdoba” (1940 a 1975), con el seudónimo “Clarión”; de “Radio Nacional AZ” en Leganés (1937 y 1938) y “Radio Córdoba” (1942 a 1958); de las revistas “Adarve” de Priego de Córdoba (1953 a 1958) y de Madrid “Aspiraciones” (1932 a 1936) y “Ritmo” (1952 a 1982); posteriormente del Radio Juventud de Zaragoza (1971 a 1975) y, por último, del Correo de Andalucía de Sevilla (1977 a 1997). Fue el decano de los críticos musicales de España. Creador en 1945 de la Capilla Musical de la Hermandad de la Misericordia, que llegó a contar con más de 100 miembros entre orquesta y coro, para la que compuso: “Misa Solemne Cuaresmal” (1946), el motete “Dulce Jesús” (1948); “Pange Lingua” (1948) y “Salve” (1952), y las letras de las plegarias “Hecha con espinas” y “Misericordia Señor” con música del maestro Serrano Lucena. Es autor, además, de: “Sinfonía estilo antiguo” (1951); “Improntu en Si Bemol” (1952); los pasodobles “Montera en mano” (1951) y “Torero de Sangre Azul” (1961) y del Himno del Congreso Internacional de Zootecnia (1951) e Himno del Radio Club de Sevilla (1988). Cofundador y directivo (fue vocal secretario, Vicepresidente y Presidente) de la Sociedad de Conciertos de Córdoba, y su dinamizador desde 1954 hasta 1971. Presidente de la Comisión Reorganizadora del Real Centro Filarmónico “Eduardo Lucena” (1961), del que fue Socio de Mérito. Académico Supernumerario de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, cuyo discurso de ingreso versó sobre la iconografía de la Semana Santa de Córdoba. Socio de Honor de la Orquesta Sinfónica de Madrid. Perteneció al Cuerpo Superior de Telecomunicaciones, siendo destinado en 1971 a la Jefatura Regional de Zaragoza y, posteriormente, en 1976 a idéntico puesto en Sevilla, donde falleció el 10 de mayo de 1998.

    LA SAETA

    “Entre todos los elementos que intervienen en la conmemoración de la Pasión…, acaso el más genuino y significativo de Andalucía sea la saeta… El cante de la saeta, previsto o espontaneo, por la voz del hombre o de la mujer, que se eleva sobre la multitud imponiendo silencio…, resume en si misma el sentido colectivo de un momento que no lo hay más que en Andalucía. Porque la saeta está vinculada con el cante jondo, característico de nuestra tierra, donde tiene su cuna… y, aunque su cultivo arraigue en otros lugares, es porque asimila el estilo y el sentimiento de este arte nuestro, tan extraño y peculiar… La saeta tiene un carácter anónimo…, porque quien la canta suele ser desconocido, y su letra, piropo u oración rimada, aunque nazca bajo la firma de su autor, pronto es olvidado para pasar a ser patrimonio del acervo folklórico y popular.” (Francisco Melguizo – Revista Semana Santa – Ayamonte 1981)

    “Las saetas, al estilo de la “antigua cordobesa” son cinco octosílabos rimados, bien asonante o consonante, en los que el mayor mérito es el amor, cariño y respeto que se ha puesto por parte de quien los escribe” (Cayetano Melguizo – Visión de la Semana Santa de Córdoba a ritmo de saetas – Librería Séneca Ediciones 2003)

    SAETAS A LAS IMÁGENES DE LA SEMANA SANTA CORDOBESA, siguiendo el orden cronológico de las salidas procesionales, de Domingo de Ramos a Viernes Santo:

     

     

    A NUETRO PADRE JESÚS DE LOS REYES EN SU ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN. (HERMANDAD DE “LA BORRIQUITA”).

    Cantadle con alegría

    a Jesús el de Belén,

    hijo de José y María,

    que triunfante está este día

    entrando en Jerusalén.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DE LAS PENAS DE SANTIAGO.

    Yerto, muerto y abatido,

    rotas y secas las venas,

    con el corazón partido

    y en el pecho el rostro hundido,

    pasa el Cristo de la Penas.

    A NUESTRO PADRE JESUSU NAZARENO RESCATADO.

    Nazareno Rescatado

    del jardín del alpargate,

    perdona al infortunado

    que paga con el pecado

    la sangre de tu rescate.

    Dicen que alguien te robó

    y te llevó maniatado,

    y cuando te liberó,

    Córdoba te bautizó

    Cristo Jesús Rescatado

    A MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA.

    Te canto desde esta esquina

    porque prefiero no verte,

    que tu cara peregrina,

    clavel de Santa Marina,

    me dan “duquitas” de muerte.

    Esperanza, luz divina,

    tan gitana y tan morena,

    pasas por Santa Marina

    y al sentirte peregrina,

    pones carita de pena.

     A MARÍA SANTÍSIMA DE LA ENCARNACIÓN. (HERMANDAD DEL CRISTO DEL AMOR)

    Con femenina ternura

    y fuerza de pedernal,

    se ha encarnado en tu figura,

    con expresión de ternura,

    una mujer con costal.

    AL SEÑOR AMARRADO A LA COLUMNA. (HERMANDAD DEL HUERTO)

    Desgarran tus vestiduras,

    del látigo cruje el cuero

    y en tu piel curtida y dura

    brota la sangre más pura

    y redime al mundo entero.

    A NUESTRA MADRE Y SEÑORA MARÍA SANTÍSIMA DE LA MERCED. (HERMANDAD DE LA CORONACIÓN DE ESPINAS)

    Un preso del Marrubial,

    que a tu Merced ha implorado,

    te lleva sobre el costal

    a la Santa Catedral

    porque ha sido liberado.

    A NUESTRA SEÑORA DE LA ESTRELLA. (HERMANDAD DE LA REDENCIÓN)

    Desde el Pretorio a Colón,

    la fe de un barrio ha llegado

    con Cristo en su Redención

    y Pedro en su negación

    por una Estrella guiados.

    A MARÍA SANTISIMA DEL DULDE NOMBRE EN SUS DOLORES GLORIOSOS. (HERMANDAD DE LA VERA-CRUZ)

    Dulce Nombre de María,

    seca tus ojos llorosos

    que vas en la cofradía

    con la Vera-Cruz de guía

    y tus Dolores Gloriosos.

     A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SENTENCIA.

    No soporta tu presencia

    ese pretor, tan ruin,

    que, sin tener indulgencia,

    ha firmado la Sentencia

    que te condena a morir.

    AL SANTO CRISTO DE LA SALUD DE LA 

    HERMANDAD DEL VIACRUCIS

    Tumbado, a hombros lo llevan

    entre negros capirotes,

    no tiene flores ni cera,

    sólo una negra bandera

    y un par de roncos tambores.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DEL REMEDIO DE ÁNIMAS.

    Al aire el crespón del pelo,

    el velo y la cruz en medio

    sobre negro terciopelo,

    eres todo luto y duelo

    de las animas remedio.

    A NUESTRA SEÑORA MADRE DE DIOS EN SUS TRIZTEZAS.

    Ese templete dorado

    es urna de la Tristeza

    de tu pecho, traspasado,

    al ver en la cruz, clavado,

    al fruto de tu pureza.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DE LA AGONÍA (DEL BARRIO DEL NARANJO).

    Mitad sombra y mitad luz,

    ya está clareando el día,

    y en la Fuente la Salud

    sigue clavado en la Cruz

    el Cristo de la Agonía.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA SANGRE EN EL DESPRECIO DEL PUEBLO (HERMANDAD DEL CISTER)

    Sólo una gota, tal vez,

    hubiera sido bastante

    y has venido hasta el Cister

    a morir, a padecer

    y a darnos toda tu Sangre.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DEL BUEN SUCESO.

    La cruz, con todo su peso,

    te está haciendo padecer,

    cuando pasas, de regreso,

    por la calle Buen Suceso,

    camino de San Andrés.

    A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE LA SANTA FAZ.

    Llevas el rostro empapado

    de sufrir y de sudar,

    Verónica lo ha secado

    y en el paño se ha quedado

    grabada tu Santa Faz.

    A NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD, DE LA HERMANDAD DEL PRENDIMIENTO, DE LOS SALESIANOS.

    Tu Piedad es portadora

    de salesiana pureza,

    como luz invocadora

    de María Auxiliadora

    en la noche cordobesa.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DEL PERDÓN ANTE ANÁS (VULGO “LA BOFETÁ”).

    A Cristo unas bofetadas

    le dio un soldado judío,

    y le ha sido perdonadas

    con Lágrimas derramadas

    por la Virgen del Rocío.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DEL CALVARIO.

    Parroquia de San Lorenzo,

    orgullo puedes tener

    por servir de relicario

    al Dios que quiso nacer

    para subir al Calvario.

    A NUESTRA SEÑORA DEL MAYOR DOLOR.

    Clama al cielo tu mirada,

    vas pidiendo compasión

    con el alma traspasada

    por una terrible espada

    que hace Mayor tu Dolor.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA HUMILDAD Y PACIENCIA.

    La clámide está caída

    por la cruz de penitencia

    que acaba de ser traída

    en tu espalda, dolorida,

    con Humildad y Paciencia.

    A MARÍA SANTÍSIMA DE LA PAZ Y ESPERANZA

    Con esa gracia infinita

    de celestial mensajera,

    Paloma blanca y bonita,

    Córdoba te necesita

    como la Paz verdadera.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA.

    Está vacía y ruinosa

     tu iglesia, la Magdalena,

    tuya y de la Dolorosa

     que te sigue, lacrimosa

     y agobiada por la pena.

     Más despacio, capataz,

     que no se mueva una flor,

     no te vayas a pasar

     que le tengo que cantar

     ¡Misericordia, Señor!

    A NUESTRA SEÑORA DE LAS LÁGRIMAS EN SU DESAMPARO.

    Los ojos con que iluminas,

    Misericordioso faro,

    la noche cuando caminas,

    llorando está perlas finas,

    Lágrimas y Desamparo.

    En este Miércoles Santo

    que el Desamparo te ahoga,

    te imploro, mientras te canto,

    que en el malva de tu manto

    seques tus ojos, Señora.

    NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PASIÓN (SAN BASILIO).

    Sabes que no soy poeta,

    pero tu triste aflicción

    me arranca del corazón

    la letra de esta saeta,

    Padre Jesús de Pasión.

    MARÍA SANTÍSIMA DEL AMOR (SAN BASILIO).

    Madre de Amor, vas a ser

    la envidia de la Mezquita.

    Cuando ella te llegue a ver,

    todo el mundo va a saber,

    que eres Tú la más bonita.

    MARÍA SANTÍSIMA NAZARENA.

    Madre Santa Nazarena,

    marfil blanco, inmaculado,

    sufres callada y serena

    viendo a tu Hijo, con pena,

    que va con la Cruz, cargado.

    AL SEÑOR DE LA CARIDAD.

    En el Potro, justo al lado

    de la antigua Caridad,

    una Salve le ha cantado

    a Cristo Crucificado,

    el Tercio Gran Capitán.

    A NUESTRO PADRE JESÚS CAIDO (DE LA HERMANDAD DE LOS TOREROS).

    En el Colodro has Caído,

    acercándote a la muerte,

    y están sufriendo, contigo,

    en el cielo, Lagartijo

    abrazado a Manolete.

    A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA FE EN LA SAGRADA CENA.

    Están cenando contigo,

    ajenos a la Pasión,

    los que van a ser testigos

    del beso de un falso amigo

    que te ha vendido a traición.

    NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS (CORONADA).

    Todo el mundo reza y canta

    a esta virgen cordobesa,

    que a Córdoba entera encanta:

    la que tallo Juan de Mesa

    para su Semana Santa.

    Ya triunfó la saña impía

    en la cruel crucifixión:

    ya queda la Cruz vacía

    y Cristo vuelve a María

    cumplida la Redención.

    Juan de Mesa te soñó

    con Cristo muerto a tus pies

    y cuando se despertó

    en la madera talló

    tus Angustias de mujer.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DE GRACIA. (“EL ESPARRAGUERO”).

    A Cristo, el “Esparraguero”,

    en su templo trinitario

    lo ha esperado, un año entero,

    un humilde costalero

    con costal y escapulario.

    SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE.

    Córdoba viste de duelo

    con los penitentes mudos,

    que en silencioso desvelo

    clavan oscuros y agudos

    capirotes en el cielo.

    Buena Muerte, compañero,

    antes de dejar de verte

    quiero enterarme, primero,

    si, por pecador, yo puedo

    tener también Buena Muerte.

    A NUESTRA SEÑORA RIENA DE LOS MÁRTIRES.

    Los mártires cordobeses

    dieron su sangre a tu “paso”

    para que su Reina fueses.

    Toma la mía y, acaso,

    Reinar sobre mi quisieses.

    Congregante y jesuita,

    de Colegiata, Señora,

    que eres tú la más bonita,

    los Mártires, en su ermita,

    lo dicen a todas horas.

    A MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD.

    Soledad de soledades,

    Virgen sola, entristecida,

    llevas las manos heridas,

    clavadas en los rosales

    de la corona de espinas.

    STMO. CRISTO DE LA EXPIRACION Y MARÍA STMA. DEL SILENCIO.

    Si con la triste agonía

    de Cristo en la Cruz me aflijo,

    me apena más todavía

    el Silencio de María

    en la Expiración del Hijo.

    De rodillas sobre el suelo,

    ves a tu Hijo expirando,

    clavado sobre un madero

    y es tanto tu desconsuelo

    que, en Silencio, estás llorando.

    AL SANTÍSIMO CRISTO DEL DESCENDIMIENTO.

    Mirando al puente romano

    estoy viendo, a contraluz,

    que, a Dios, divino y humano,

    le han desclavado las manos

    y lo bajan de la Cruz.

    SANTÍSIMO CRISTO EN LA COVERSIÓN DEL BUEN LADRÓN.

    El Hijo de Dios viviente,

    clavado entre dos ladrones,

    Gestas que no se arrepiente

    y Dimas, ya está impaciente,

    esperando lo perdones.

    NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES (CORONADA).

    Todo el año voy a verte

    cada viernes a tu casa,

    menos uno, el de la muerte

    de tu Hijo cuando, inerte,

    por toda Córdoba pasa.

    No hay más palio que el del cielo

    para amparar tus Dolores

    ni para los pecadores

    más alivio ni consuelo

    que tus divinos favores.

    Porque está crucificado

    el Cristo de los faroles,

    siete puñales, dorados,

    lleva en el pecho clavados

    la Virgen de los Dolores.

    NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO DEL SANTO SEPULCRO.

    Ya todo está consumado,

    Cristo de cuerpo presente,

    la Pasión ha terminado,

    el Sepulcro está cerrado

    y en él reposa el Yacente.

    Para cerrar esta selección de saetas, incluimos el poema titulado:

    “Las Vírgenes cordobesas, van llorando por las calles”

    de Francisco de Sales Melguizo Fernández.

    Extraído de su Pregón de la Semana Santa de Córdoba de 1984.

    ¡Las Vírgenes cordobesas

    van llorando por las calles!

    Lágrimas dulces y amargas

    gemas de limpios cristales,

    que, en la flor de sus mejillas,

    son rocíos primaverales.

    Llanto amargo por el hijo,

    dulce llanto, como madres

    de todos los que veneran

    a sus benditas imágenes,

    que parecen diferentes

    pero son todas iguales,

    aunque unas miren al cielo

    donde puntas de diamantes

    bordan un manto de luto,

    y otras las miradas bajen

    a la tierra, que florece

    para que por ella pasen

    las Vírgenes cordobesas

    cuando lloran por las calles.

    Lloran porque, aunque lo buscan,

    no encuentran quien las ampare:

    van a matar a su hijo,

    acaban de flagelarle,

    lo han coronado de espinas,

    y lo llevan por la calle

    de la Amargura al Calvario,

    para allí crucificarle…

    Pero la muerte del Justo

    no puede impedirla nadie,

    porque estaba en los designios

    sabios del eterno Padre.

    ¡Que perfumen los claveles

    los ambientes de la tarde!

    ¡Que no se escondan los lirios!

    ¡Que florezcan los rosales!

    ¡Que se vistan los naranjos

    con túnicas de azahares!

    ¡Que las nubes del incienso

    ni la brisa las desgarre!

    ¡Que las saetas se crucen

    como espadas en el aire!

    ¡Que lo griten las gargantas,

    que los ángeles lo canten,

    que la rosa de los vientos

    lo pregone en todas partes!

    ¡Que se entere el mundo entero!

    ¡Para que venga a rezarles!

    ¡¡¡ Las Vírgenes cordobesas

    van llorando por las calles!!!

    Francisco de Sales Melguizo Fernández (1915 – 1998)

    Cayetano Melguizo Gómez

    Cabanillas del Campo 24 de marzo de 2023

    Jose Luis Cuevas – Escalera del Éxito 254

    Montaje y Editor