Este domingo,  se llevó a cabo la primera novillada de la Feria. Compartieron cartel el ecuatoriano Rafael Rodríguez, el francés Román Pérez y el español Álvaro Montes.

A las 12h00 saltó al ruedo de la Quito Avispado de 380 kg, un novillo negro cornidelantero que fue recibido a pies junto por Rodríguez. Este buen astado de Vistahermosa, tomaba con mucha clase la muleta por la derecha. Fue una faena de menos a más en la que Rodríguez toreó con entrega, suavidad y despaciosidad. Perdió un apéndice por fallar con el estoque. Su segundo de la tarde, cuarto de lidia ordinaria, se caracterizó por una descompuesta embestida y evidente mansedumbre. Este castaño chorreado, de juego peligroso, no terminó de tomar la muleta y antes de entrar a la suerte suprema, se malogró la pezuña izquierda, lo que dificultó su muerte. A pesar de la entrega y la voluntad del novillero ecuatoriano, no logró estructurar una faena.

El segundo novillo de la tarde fue el burel con mejor juego en lo que va de la feria y Román Pérez lo supo entender muy bien. Se sintió a gusto con él y lo supo aprovechar. Desde que saltó a la arena se mostró repetidor, bravo, con fijeza y de embestida franca. En el último tercio fuimos testigos de bellos naturales, pases de pecho y manoletinas que hicieron vibrar al tendido. Ya se podían ver algunos pañuelos blancos. Al momento de perfilarse para matar, la solicitud era unánime y el Dr. Santiago Cano, Presidente en turno, sacó el pañuelo naranja. La emoción de Pérez era evidente y paseó las dos orejas simbólicas y el rabo por el albero de la Quito. Salamero, lidiado en quinto lugar, apuntaba calidad. Durante su lidia demostró bravura aunque para el tercio de muleta ya iba recortando la embestida. Fue una faena de más a menos pero que permitió al novillero hacerse de un apéndice. Pérez pechó con el mejor lote de la tarde.

Hoy los aficionados al rejoneo tuvieron su plato fuerte. Debutó, y con mucha calidad, el rejoneador español Álvaro Montes. En sus dos toros demostró querer agradar al público con una suerte muy campera: la garrocha, lastimosamente no pudo lucirse por falta de galope de los astados. Su primero fue un toro sin acometida al caballo y con el que no pudo hacer mucho. Los arreones de manso que daba hizo que Chambao, caballo estrella de Montes, sufra un serio golpe contra las tablas. Buen susto se llevó el torero de a caballo. Su segundo permitió que el centauro demostrase su arte. Aunque el de Mirafuente al inicio anduviera distraído, sin acometida, poco a poco mejoró su embestida. Galopaba con bravura, lo que facilitó al diestro arrancarle dos orejas. Desgraciadamente, Montes no pudo celebrar este reconocimiento, pues su peón de confianza sufrió una seria voltereta. Fue llevado a la enfermería con una herida en la frente de considerables proporciones. El torero sobresaliente, conocido como Diamante Negro Ecuatoriano, también sufrió una voltereta.

 

 

Desde Quito, crónica de Adriana Rodríguez Vizcaíno