Fuente: El Callejón de Córdoba

Retrato de Guerrita, autor: Julio Romero de Torres

 

El Llaverito (y Frascuelo)

Mientras Lagartijo manda en las plazas en estas temporadas de finales de los setenta, su paisano, Rafael Guerra, apodado el Airoso o el Llaverito, según le dé lucha por buscarse un sitio.

Lagartijo

En 1879 surge una oportunidad. El Llaverito consigue formar parte de un cartel de promesas del toreo en las fiestas de Linares. Allí se ve anunciado junto a Fuentes, Hito y Camará. En el mismo cartel destaca el gran acontecimiento de la feria: el mano a mano entre Salvador Sánchez Frascuelo y Antonio Carmona el Gordito con toros de Veragua.

La mañana de la corrida Torerito y El Llavero, pobres de solemnidad, deciden hablar con el mismo Frascuelo para recabarle unos boletos para presenciar el tan esperado mano a mano. Frascuelo, amablemente, atiende a los cordobeses

Frascuelo

¿De modo que queréis ser toreros, y no tenéis ni un real?

– Digo, don Salvador. Este torea mañana la novillada- Torerito pone su mano en el hombro de su compañero-. Lo que pasa es que no tenemos dinero para las entradas. Y queremos verle matar a usted.

¿Cómo se llamáis?

– Yo me llamo Rafael Guerra. Me dicen El Llaverito.

– A mí me dicen Torerito, pero me llamo Rafael Bejarano. Soy sobrino de Bocanegra

– Bueno y valiente torero es Bocanegra. ¡Pues cuidado, nenes! Lleváis sangre taurina en las venas. Y usáis el mismo nombre del mejor torero que conozco: ¡Hay que quitarse el sombrero ante él! Me refiero a vuestro paisano Rafael Molina Lagartijo.

 ¿Queréis que os pase a la corrida?

– A eso hemos venío, don Rafael

– O, mejor dicho. ¿Queréis torear esta tarde conmigo?

Toda la sorpresa y la alegría posible se reflejan en la cara de los dos mozalbetes cordobeses ¡Torear en la cuadrilla de Frascuelo! Un sueño a su alcance y que aquel hombre, de tez morena, les ofrece a cambio de nada.

– Sois de Córdoba y eso es una garantía. Si así lo queréis, esta tarde vais a salir con mi cuadrilla. Vestíos cuando sea la hora y haréis el paseo. Pero, bueno, ¡qué pasa! Os habéis quedao como de piedra. ¿Queréis o no banderillear un toro?

Y no defraudaron. Los torerillos de Córdoba, banderillearon magistralmente a Cachucho, un buen ejemplar de la vacada de Veragua.

Un mes después Llaverito y Torerito participan con gran éxito en un festival benéfico organizado en la plaza de toros de Córdoba en el que Bocanegra, Lagartijo y Manuel Molina torearon una corrida de Castrillón.

El Califato alumbra su tercer eslabón

El día 2 de enero de 1880 nace en el número dos del callejón de Adarve a un tiro de piedra del barrio del Matadero, un niño que será bautizado días después en la cercana iglesia de Santa Marina de Aguas Santas y al que se pondrá el nombre de Rafael González Madrid.

Gallo, Joselito, Machaquito y Guerrita

 

Rafael Molina Lagartijo cuenta ya con treinta y nueve años de edad y Rafael Guerra el Llavero con 18.

El Llaverito, un seguro en las cuadrillas

El matador cordobés Manuel Fuentes Bocanegra decide incorporar a su cuadrilla, en la temporada de 1881, a su paisano Rafael Guerra. En los mentideros taurinos se habla, y bien, del hijo del Llavero. La decisión de Bocanegra es firme. Llaverito, pone, por vez primera, sus condiciones.

– Muy honrado, don Manué, pero mire que tengo otros compromisos. ¿Podíamos ajustarnos sin que medie entre nosotros una obligación de torear únicamente con usted?

– Claro que sí, Rafael. Convengo en que torees con otras cuadrillas en tardes que no lo hagamos nosotros.

Las cuadrillas de El Lavi y Manuel Molina, junto a la de Bocanegra, fueron testigos del arte banderillero del joven cordobés por las plazas de Córdoba, Granada, Málaga, Valencia y Bilbao. En esta plaza, el trabajo de

Llaverito es observado por el matador sevillano, Fernando Gómez el Gallo, y su banderillero Diego Prieto Cuatrodedos

– Diego: ¿Te has fijado en ese banderillero de Bocanegra?

– Ese nene morenillo.

– Es airoso, juncal y recio. Llega al público. Bocanegra no sabe lo que tiene. Y hay que ver como llena su hueco en la brega.

– Te veo muy interesado en él, Fernando.

– No antes de que tú tomes la alternativa. Tampoco quiero que se ofenda Bocanegra.

Poco espero el Gallo para hacer su oferta al cordobés. La alternativa de su banderillero Cuatrodedos en la plaza de toros de Sevilla se adelanta al mes de septiembre. Ante la inminencia de la segunda temporada de Madrid, en la que él está contratado, decide enviar un telegrama a Llaverito: “Rafael Guerra. Córdoba. Dígame si quiere torear conmigo todas las corridas que tengo contratadas; dígaselo a Bocanegra; espero contestación telegráfica. Le espero domingo en Madrid. Fernando el Gallo”

Haciendo caso a la observación del Gallo, Rafael Guerra pone en antecedentes a su maestro.

– Siento no tenerte en mi cuadrilla, Rafael. Entiendo que para ti es lo mejor. El Gallo toreara en la temporada de Madrid ahí deben de verte. Te deseo mucha suerte.

Llaverito ya se anuncia como Guerrita, Banderillero de Fernando el Gallo

Con veinte años cumplidos Rafael Guerra entra a formar parte de la cuadrilla del Gallo anunciándose en los carteles como Guerrita, su nuevo apodo taurino. Atrás quedan sus primeros nombres taurinos: Airoso y Llaverito.

Su primera actuación en Madrid se produjo en la 14.ª corrida de abono, el 24 de septiembre de 1882. Con su estilo peculiar se afana en mostrar sus cualidades en los toros que banderillea, Picudo y Carauco. Pronto su buen hacer cala en los tendidos emocionando a los revisteros Carmena y Millán, y Juan Seoane Alegrías.

– Lo que yo le diga, don Luis. Este Guerrita dará mucha guerra.

– Tiene usted razón Alegrías. Aquí lo digo muy claro en mi crónica: “Guerrita, es desenvuelto y simpático. Me ha gustado su forma de ir hacia la cara del toro, con gracia y valentía, y aunque dejó un par algo caído, me ha gustado su gallardía”

– ¡Que tiemblen Gordito y Lagartijo! El quiebro de Guerrita no desmerece al suyo.

– No llegue a tanto, don Juan. Todavía debe de aprender este de esos maestros. Al menos en elegancia.

(Continuará)

Alfredo Asensi

Escalera del Éxito 255