Las Quince Ilusiones lanzadas a los cuatro vientos, a realizar el paseíllo de sus sueños en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, en la celebración del certamen de las ocho naciones taurinas, festejos por excelencia en el calendario cultural de la Madre Patria, especialmente en el espectacular arte de torear, han despertado un inusitado placer en el corazón maltrecho y destrozado de los aficionados de la ciudad de la cordialidad, la  imperiosa necesidad de ostentar una valedera razón de soñar con la grandeza del toro bravo en Venezuela. En sus intensas ilusiones los taurinos tachirense, degustan una esperanza conmovedora de por sí, al ver colgado en los carteles a uno de sus hijos pródigos por los buenos quehaceres de acaudalada afición hecha torero de nombre Fabio Castañeda, oriundo de la pujante y honorable estirpe san cristobalense, que de la sabia mano del Maestro César Faraco  y cobijado en sus gateares del toreo de salón, como aventajado alumno de la Fundación Escuela Taurina de San Cristóbal y consolidado en sus andares durante tres maravillosos años, allende de los mares en la península ibérica reina del arte de los toros, aunque con la dureza que amerita tan digna profesión de hacerse torero, en la Escuela Taurina Marcial Lalanda de Madrid, bajo la invaluable sapiencia de Don Felipe Díaz Murillo (Escalera del Éxito 112), y la honorable presencia de Don Juan Lamarca (Escalera del Éxito 105)  para convertirse desde las zapatillas hasta la montera, en torero de verdad tanto dentro del ruedo como fuera de los alberos, siendo digno caballero de la vida, y admirado torero de exquisitas ilusiones con la certeza de hacerse figura en el arte del toro bravo. Y en sus buenas maneras y formas de torear se aglutinan un río de emociones que no tienen parangón en el gentilicio andino, todo gracias a la iniciativa de una extraordinaria beca, que en el seno del Círculo Taurino de Amigos de la Dinastía Bienvenida, y la Cátedra de Tauromaquia de la prestigiosa casa de estudios superiores de la Universidad de Los Andes, le catapultaron a esta preciosa aventura que ha germinado  transformándose en el fruto de una esperanzadora realidad de gozar de un auténtico torero de firmeza en la postura a pies juntos, la justeza de sus embroques, y los suspiros de templanza en su largura, para deleitarse en su negra y zaina cabellera, denotando que de verdad le funciona la cabeza ante el bello Toro Bravo. Qué maravillosa ilusión!

Serán dos preciosos novillos de la dehesa de Araúz de Robles, que al escribirse la historia del   sábado 10 de septiembre del 2011, se plasmará con partituras de esperanza, por el tachirense en la composición musical de sus faenas, para que en acordes de esplendorosa sinfonía, instrumente la faena que desboque las pasiones en la plaza de toros venteña, seguro que en sus noveles pasos en el escalafón menor con caballos, cada partitura de su arte al torear, serán el deleite que ocasionen el escuchar del arrollador retumbar de los oles en la catedral del toreo, y el salir por el umbral de la Puerta Grande, en volandas de la afición hasta pasearle por toda la calle de Alcalá. Por lo tanto serán Quince Ilusiones Toreras en el Certamen de Las Ocho Naciones, una de ellas de especial esencia. Y que lo mentarán desde entonces, como el Pedazo de Torero de nombre: Fabio Castañeda y Olé!