Los jóvenes que quieren ser toreros tienen, entre otras muchas preguntas pendientes de ámbito personal, la más importante, ¿quiero ser matador de toros?. El segundo requisito imprescindible es contar con alguien que le ayude a serlo. Es de máxima importancia tener la suficiente claridad mental para decidir que la tarea a realizar es llegar a figura y que se siente capaz de cumplirla. La elección no admite indecisiones. La selección no acepta mediocres. El paso debe darse con total seguridad física y psicológica haciendo reflexión exhaustiva de las condiciones con que cuenta para no decepcionarse y fracasar. Desistir, perder el tiempo en el toro es prácticamente, dejar pasar la juventud y desaprovechar la vida. El aspirante a torero debe sopesar su espíritu de sacrificio. Su constancia en el dolor. Su desprecio al desaliento. La superación de las adversidades. El perdón sin límites a las decepciones. Y muchas veces tragarse su rebeldía a los engaños. Después, calibrar sus condiciones artísticas para una profesión definida en cultura. El Papa Negro explicaba a sus hijos que para ser torero era imprescindible tener valor, gracia y capacidad para aprender la técnica del toreo. Ser torero no es un oficio, debe ser vocación para el que decide iniciar la carrera. Ser torero es majeza. Es llevar una vida intachable dentro y fuera del ruedo. Es regalar a los aficionados la más bonita de las emociones. Los toreros son los principales en conservar, mantener y transmitir el arte, la cultural y la tradición más preciada de España.

 

La plena satisfacción de una figura del toreo llega con el sentimiento que. Domingo Ortega dijo, – «Las ovaciones se olvidan y las broncas se perdonan, que de todo habrá, pero lo que te hace importante es la entrega del cuerpo y el alma en cada muletazo».

  

En una grandiosa etapa del toreo en España, un matador poderoso, dotado de magníficas condiciones para llegar al Olimpo porque brillaba con luz propia entre la legión de ídolos de su tiempo. La desconfianza, la voluntad y al cabo, la soberbia le hicieron cambiar triunfos claros de muchas tardes en actuaciones deficientes.

 

Miguel Mateo «Miguelín» nació en Murcia el 19 de Marzo de 1.939. Era hijo de banderillero afincado en Algeciras. Sus primeros pasos en el toro los dio en la Plaza de Vista Alegre, de Madrid, en la escuela taurina que dirigía, Julián Saiz «Saleri II». Se presentó en Las Ventas el día 31 de Marzo de 1.957, alternando con Fermín Murillo y Luis Segura. Los novillos fueron de José Matías Bernardos. Tomó la alternativa en Murcia, el 9 de Septiembre de 1.958, de manos de Luis Miguel Dominguín y César Girón de testigo. El toro de nombre, «Plateresco» pertenecía a la ganadería de Galache. Confirmación el 24 de Abril de 1.960. Gregorio Sánchez, padrino, en presencia de Antonio Cobo. La ganadería era de don Juan Cobaleda. A causa de su carácter su carrera de desarrolló en dientes de sierra. Clamorosos triunfos y rotundos petardos jalonaron sus actuaciones. A pesar de la falta de regularidad siempre estuvo su nombre en los carteles de las ferias más importantes junto a los más cotizados matadores.

  

A «Miguelín» no lo retiró una herida por asta de toro, ni la caída del caballo que le quitó la temporada de 1.973. Lo apartó de la profesión su falta absoluta de voluntad para sobreponerse a la adversidad. Como a todos los indecisos la soledad y el silencio los devoran con engaños de fama, dinero y amigos. Una pena.