El apoyo a las Escuelas Taurinas, a la Fiesta Brava en sí, a su fortalecimiento, consolidación, defensa e impulso, no solo debe limitarse al simple hecho de colaborar por colaborar con la adquisición de entrada ya sea para un festival, novillada, corrida de toros, como se ufanan algunos que se tildan de aficionados taurinos.

 

Afirmo esto tras haber presenciado la lamentable inasistencia de aficionados al Festival que organizó la Escuela Taurina de Tovar, Municipio Tovar, Estado Mérida, occidente venezolano, en el que observamos como sus alumnos pusieron lo mejor de sí pero no contaron con el estímulo de los taurinos tovareños, esos que se ufanan que son arraigados a la Fiesta Brava, exigentes «como novia recién casada» pero que no les brindaron el apoyo físico y financiero esperado a sabiendas que lo recaudado sería en beneficio del mantenimiento de dicha Escuela.

 

Imperante y necesario hacer presencia física en los espectáculos taurinos, de manera muy especial, los organizados por las Escuelas Taurinas, sea quien sea, quien los organice, ya que no debe imponerse  rencillas  o inapetencias personales en ello, pues los alumnos de dichas Escuelas, nada tienen que ver con ello, no solo necesitan el apoyo financiero sino la presencia del taurino en las Plazas de Toros, sentir el calor humano de la solidaridad, apoyo y estímulo, en su largo y trajinado camino del aprendizaje para convertirse en novilleros y coronar la meta de hacerse matadores de toros.

 

El aficionado que se considere como tal en cualquier parte del mundo, no tiene por que interponer la desavenencia que pudiera tener hacia una Empresa o persona particular y en sus efectos, limitar su seudo afición en fingir abnegada colaboración, no hacer presencia en los espectáculos que se organicen por esa ilógica e irracional excusa ya que sencillamente tal actitud, no es digna de verdaderos taurinos sino de los propios adversantes de la Fiesta Brava.