Ha sido una feria complicada por todos los elementos que la embargaron desde su confección hasta si desarrollo. Pero se llevó a cabo y marcó el precedente para que la afición venezolana vuelva a retomar el sendero que le motive ir a las plazas de toros en momentos tan difíciles como los que estamos atravesando.

Así ha sido la edición 2017 de la Feria de Tovar en su apartado taurino, el cual el pasado domingo dio carpetazo, con la escenificación de dos corridas de toros y una novillada. Para tal efecto el balance económico para la empresa taurina no fue del todo halagador si vemos el balance artístico, donde se apreció numerosas opciones de triunfo a los distintos espadas que hicieron el paseíllo por el ruedo de El Coliseo El Llano.

Siete orejas fueron las que se cortaron en los tres festejos programados, además del indulto de un novillo de Campolargo («Montouro» N° 165 de 352 kg) lidiado por el joven novillero tovareño Cleiderman Méndez “El Moro”. La demás lista de premiados considerada por la Comisión Taurina Municipal fue la siguiente: Triunfador: Antonio Lomelín; Mejor Ganadería: Juan Campolargo; Mejor Novillero: Cleiderman Méndez; Mejor Picador: René Quintana; Mejor Subalterno: Fabián Ramírez; Mejor Banderillero: Ramón Contreras.

Por otra parte, llamó poderosamente la atención el comunicado del joven novillero Reimer Arellano dio a conocer a los medios, quien se lanzó de espontaneo en la novillada de feria, tras verse excluido de esta, tras haber triunfado el año pasado. «Mi acto no fue en contra de mi compañero Gabriel Vivas -quien correspondía la lidia del utrero que abrió plaza-, lo hice por la injusticia cometida por la empresa de turno, toda vez que me habían prometido mi inclusión en la novillada. Luego me dijeron que estaría incluido si pagaba el novillo, un monto aproximado de 300$. Si me colocaban en la misma era por méritos propios obtenidos en el ruedo, de allí mi impotencia el que tras prepararme todo estos meses no sea tomado en cuenta en mi propio pueblo».

Así culmina la parte taurina de una cita que mantiene su tradición, por encima de gustos y criterios que este año, se autoexcluyeron de los escaños de una plaza de gran importancia para el devenir de lo que llamamos fiesta brava venezolana.