Luis Martín sólo pudo poner disposición y ganas porque se encontró con un primer novillo falto de fuerza y muy descastado al que recibió con gusto en su saludo capotero. Brindó el gitano a su apoderado Curro Robles y sólo pudo dejar detalles de su buen gusto. El novillo fue muy manso y lo cantó desde los comienzos de la faena de muleta, a veces demostró también valor aguantándole parones en la mitad del muletazo. Lo único antiestético fue las dos veces que tiró la muleta para desplantarse ante los dos novillos, detalle poco torero para la clase de toreo que hace. Mató de una certera estocada y dio una vuelta al ruedo tras la petición de oreja denegada. El cuarto, fue un novillo mucho más noble y agradecido y le permitió lucirse al natural. El novillo comenzó a acortar distancias y de esa manera era imposible mayor lucimiento. Esta vez mató mal y tuvo que usar el descabello y saludó tras escuchar un aviso que sonaba cuando el toro se echaba.

 

Javier Cortés ha demostrado ganas, pero no ha dejado el sello personal pues creo que aún no tiene definida su personalidad. En su primero, el de más genio del encierro, puso mucho valor y ganas y recibió hasta tres volteretas que no le sirvieron de nada. Aunque se aplaudió su disposición. En el quinto, el que más se movió lo lanceó bien con el capote, pero luego todo fue más de lo mismo valor y ganas y algún pase suelto que no tuvo eco en los tendidos. Esta vez mató mal y fue silenciado.

 

El francés Thomas Joubert se estrelló con un mal lote. En el segundo de la tarde sólo destacó su quietud y valor seco, muy parecido al de su paisano Castella. El toro fue brutote y no le permitió lucimiento alguno, así que tras pinchar con la espada, fue silenciado en el único que mató. El sexto, lo recibió por estatuarios con quietud, pero tampoco pudo hacer nada por sacarle faena. El toro estaba muy aplomado y Joubert muy encima suya. Lo avisó por el pitón izquierdo y en el segundo muletazo y poco antes de finalizar la faena lo hirió menos grave rompiéndole la bolsa escrotal. Mató de una estocada baja Martin Núñez y fue silenciado. En fin, que ha sido una tarde gris para el recuerdo por el pegajoso calor y por el mal juego de los astados.

 

 

 

 

 

 

 

 

Crónica de Conchita Rodríguez Ortiz