Dicen que rectificar es de sabios. De sabios, de tontos o de poco rigurosos. Yo, el otro día, hablaba y escribía de memoria. Por eso le adjudiqué el protagonismo de la ejecución de “la suerte nacional peruana”, torear con el capote desde el caballo, a Humberto Valle. No es así: fue Hugo Bustamante, de Guacho, hijo del mayoral de la ganadería “Salamanca” y hermano de José, Mariano y Telmo Bustamante, los cuatro toreros pero sin alcanzar ninguno de ellos el doctorado. Hugo hasta se presentó como tal novillero con picadores en Las Ventas del Espíritu Santo, allá por el Nuevo Madrid, el 31 de mayo de 1959 y con la compañía de Paquito Rodrigo y Luis Alfonso Garcés, dos favoritos de la afición madrileña, volvió a Perú y se dedicó a torear con sus hermanos   en festejos menores y hacer exhibiciones del toreo ecuestre capote en mano en fechas importantes como la del 17 de mayo de 1964 en un festival de homenaje al incomparable cómico Mario Moreno “Cantinflas”, también distinguido torero festivo, en febrero de 1966 en el Bicentenario del coso de Acho con “Armillita”, “Cagancho”, Silverio Pérez, “Gitanillo de Tríana”, Luis Miguel y Alejandro Montani, en el festival del 3 de marzo de 1968 en honor a Pancho Fierro y  en el que actuó Pepe Bienvenida junto a su hermano Antonio, Rafael Puga y Raúl Aramburu, festival en el que Pepe sufrió un infarto mortal al colocar un par de banderillas y diluyó el resto de las memorias del festejo, un festival más en 1970 y otras muchas actuaciones hasta que Bustamante se retiró y empleó sus desvelos en la doma de caballos y en la enseñanza de sus conocimientos torero-ecuestres. Murió en 2013.

La llamada “suerte nacional” ya existía cuando llegó a España Mariano Ceballos, al que algunos otorgan la nacionalidad argentina porque el negroide peruano estuvo unos años por Buenos Aires ganándose la  vida en diferentes oficios y en el manejo de toros y caballos antes de cruzar el charco. Vargas Ponce asegura que el goyesco personaje se prodigaba en consumación de tal suerte, que salió a caballo tras un toro escapado de la Plaza del Castillo de Pamplona y lo enlazó eficazmente y que murió en Tudela. No me fío mucho del rigor histórico del anti-taurino Vargas Ponce.

Otro de mis pecados, el consiguiente y cristiano arrepentimiento y el cumplimiento de la penitencia es el que se refiere a que, tras la figura de Mariano Ceballos, venía la de Carlos Susoni (o Sussoni, con dos eses). No fue así: en 1883 vino a España Ángel Valdés (o Valdez)”El Maestro”, negro, y le dio la alternativa en Madrid (por aquellos tiempos era la única que se consideraba válida) Ángel Fernández, conocido por “Valdemoro” por su lugar de nacimiento (entre Pinto y Valdemoro), con toros de Bartolomé Muñoz. Ante los pobres resultados, volvió a su tierra y toreó su última corrida el 19 de septiembre de 1909. Como se presume que se había doctorado en su país en 1859, resulta que Ángel Valdés es el diestro que más años ha estado en activo como tal matador de toros, con 500 corridas en 1.500 toros  en Lima y 3 mil toros en el total de sus actuaciones, tantos o más que Pedro Romero, “Lagartijo”, 27 años de matador y cinco corridas de despedida, Antonio Bienvenida, 34 años y dos cortes de coleta, 41, Carlos Escolar “Frascuelo”, pero de poca intensidad, 48, Antonio Chenel con tres mutis por el foro, Curro Romero, sin apurarse, 41 años, y Bernardo Gaviño, que nació en 1812 en Puerto Real, Cádiz, se fue a América en 1835, toreó en Montevideo y La Habana y se afincó en México, en donde murió el 11 de febrero de 1886 con 74 años de edad y a consecuencia de la cornada en el ano que sufrió en Texcoco el 31 de enero. Más de medio siglo en activo aunque no figure en las relaciones de matadores de toros porque en el primer tercio del siglo XIX no se documentaban las alternancias con diestros ya consagrados y menos si esa actividad se limitaba al territorio de la nacencia de cada cual.

Y otro torero peruano vino a España antes que Susoni, Elías Chaves “Araquipeño”, nacido el 10 de julio de 1892, que llegó a Barcelona en 1920 y tomó la alternativa el 12 de septiembre en la desaparecida plaza de La Barceloneta de manos de “Relampaguito” (Julio Gómez) y “Punteret” (Juan Cecilio) de segundo espada y toros de Terrones, actuó otra tarde a los pocos días con Rafael “El Gallo” en el cartel y se volvió a su tierra. A Susoni le siguió Pedro Castro, que se anunciaba como “Negro Facultades” o “Facultades de Lima” y recibió la alternativa el 21 de mayo de 1929 en Ecija y de manos de “Algabeño, hijo” (José García y Carranza) y nada más se supo de él en las plazas españolas, la llegada de Montani, Adolfo Rojas “El Nene”, Guillermo Rodríguez “El Sargento”, que se doctoró en Inca, Baleares, el 27 de julio de 1947 con Curro Caro y “Morenito de Valencia” y que murió de la cornada que sufrió en Cuzco el 2 de octubre de 1951, Rafael Santa Cruz, Manuel López “Trujillano”, Humberto Valle, Daniel Palomino, Rogelio Cervantes “El Inca”, Ricardo Mitsuya, de origen japonés y que tomó la alternativa en Ondara, Alicante, el 28 de agosto de 1970, Marcos Méndez “La Pantera Negra”, doctorado en Ibiza el 13 de septiembre de 1971 por “Calatraveño”, Andrés Alfaro, en Pozoblanco el 26 de septiembre de 1971, Rafael Puga, César Caro, José Antonio Rodríguez, Gabriel Tizón, “Torres Palacios” (José Echevarría), Fredy Villafuerte , Raúl Mendiola y “Curro Naranjo” (Flavio Carrillo), Pedro Salas, “Alfonso de Lima” (Alfonso Simpsón)  y algunos más como Fernando Roca Rey que creo es hermano del novillero reciente triunfador en la Monumental madrileña, Juan Carlos Cubas, Joaquín Galdós, Junior Ordóñez, Rubén Soldevilla  y Piero Cordobez. Estos últimos no tengo constancia de que hayan tomado la alternativa. Y no la tomó tampoco el llamado Pepe Ugaz, nacido en Lima el 30 de mayo de 1928, que vino a España de polizón en un barco italiano en compañía de Gregorio Morote y que ambos se presentaron en Las Ventas pero renunciaron pronto a las glorias taurinas. Pepe Ugaz, alto, tez morena, impresionante estampa a lo descendiente de los príncipes incas, había estudiado el bachillerato y era técnico en dibujo artístico. Es de suponer que, de regreso a su patria, se dedicara a menesteres menos arriesgados que el del toreo. Pero causó un gran impacto en su presentación madrileña por su toreo vertical y hierático, aromas de un “manoletismo indigenado”. Apuntar que Raúl Acha “Rovira”, nacido en Argentina, se nacionalizó peruano pero pienso que, al final, con vocación de apátrida, se apuntó a otras nacionalidades, México entre sus preferencias. Y que cuatro han sido hasta el momento los diestros del lugar que han obtenido el Escapulario de Oro, máximo galardón de la Feria del Cristo de los Milagros de Lima desde 1943: Rafael Santa Cruz (1948), Rafael Puga (1973), Fredy Villafuerte (1991) y Pablo Salas (1992).

La esperanza es hoy el heredero del llamado “indio Ceballos”, Andrés Roca Rey, que ha sido el primer peruano que ha salido a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas del Espítiru Santo. Confío en que Roca Rey siga la estela de toreros destacados que vinieron de la otra orilla del Atlántico: Gaona, “Armillita”, Garza, Carlos Arruza, los  Girón o el César colombiano. Se lo merece el templo taurino de Acho, coetáneo de los de Sevilla y Zaragoza.     

 
 
Artículo de Benjamin Bentura Remacha
Periodista
Fundador de la Revista “Fiesta Española”
Escalera del Éxito 85