Historia

Nos debíamos una charlita, Pepín Fernández y quien escribe. Hace unos años escribía de él para la revista taurina Toreros de Córdoba, y al parecer algo quedó en su tintero, cuando ahora no ha querido que se vuelva a reeditar aquel reportaje, en callejóncórdoba, alegando que deseaba rectificar alguna “cosita” y a su vez añadir otros datos que en su día no me comentó. Pepín Fernández Serrano, para que se sepa, es torero de Córdoba y vive en mi barrio desde hace muchos años, y además de vecino es amigo mío. Yo le seguí siempre…aún recuerdo aquellas tardes de estío cuando veía llegar a su puerta el coche de cuadrillas del torero de la Puebla del Río Paco Ojeda, para recoger a su joven banderillero Pepín Fernández, y desde allí hacer juntos el viaje a la localidad en la que al día siguiente hacían paseíllo.

Las citas entre Pepín y yo las tuvimos que posponer en varias ocasiones por mor de la maldita pandemia que estamos padeciendo, y que nos tiene a todos en un hilo, y como quiera que el dichoso virus no remite sino que se presenta aún con más malignidad y virulencia, le propuse hacer uso de las redes sociales para poder realizar mejor esta especie de entrevista o reportaje.

Pepín Fernández

Una figura de Plata.

Figuras indiscutibles entre los toreros de plata ha habido en todas las épocas. De los antiguos: “Rafaelillo “, Blanquet, Chaves Flores, Vito, González, “Almensilla”, “Tito de San Bernardo”, Paco Honrrubia, “Montuliú” y algún otro. Y, ese algún otro, bien pudiera ser el torero que hoy nos ocupa. José Fernández Serrano, cordobés, nacido en la calle Pastora número 4. Costanillero de pura cepa y bautizado en Santa Marina en cuya pila bautismal recibieron las aguas cristianas, los más grandes toreros nacidos en este barrio. Asomarse a la figura de Pepín Fernández da confianza para superar la mezquina realidad que sufre la fiesta en estos momentos difíciles de pandemia y odio a todo lo taurino. Bohemio y soñador se enfrentó al toro con la capacidad del acierto impreciso que trae un viaje sin provisiones. En cada par de banderillas ponía el corazón justo donde podía perderlo. Una dignidad torera…esencia y decencia.


Pepín, de jovencito, como cualquier chiquillo de su edad, tuvo los normales escarceos dentro de este difícil y complicado mundo, llegando a torear numerosas novilladas sin picadores para una vez pulidos defectos, presentarse con plazas montadas en Córdoba, con éxito notable. El “costanillero” asimiló pronto el aprendizaje con valor, coraje y voluntad, sustantivos a los que habría que añadir su gran corazón y entrega. Las serias dificultades que encuentra en el camino unidas a la falta de recursos económicos, le hacen pensar…y se marcha a Madrid para curtirse en la profesión de banderillero, toreando por las provincias cercanas y pueblos de los alrededores. Adquiere experiencia suficiente hasta el punto, que el torero de Villalpando, Andrés Vázquez lo coloca en su cuadrilla con el que torea varias temporadas seguidas.

foto Ladis

 

Así, con el conocimiento que da un oficio bien aprendido y tener como aval profesional ser un lidiador poderoso, sobrio y eficaz rehiletero, es pretendido por todas las figuras del escalafón, lo mismo de novilleros que de matadores de toros. En la temporada de 1990 firma con don Antonio Pérez Barquero Herrera, apoderado del entonces novillero Rafael Jiménez González “Chiquilín», un contrato de treinta y seis novilladas repartidas por igual, en plazas de primera, segunda y tercera categorías. Contrato que no se cumple, en su totalidad, al ser sueldos por corrida de toros y viendo que no llegaría a torear ese número de festejos, amistosamente llega a un acuerdo y se marcha con todo el dolor de su corazón pues la verdad es que él veía en “Chiquilín” condiciones para haber sido una figura destacada del toreo.


Nuestro hombre, siguiendo el consejo de su buen amigo Alfonso Ordóñez, piensa que le era mucho más rentable torear con toreros del segundo grupo del escalafón, por aquello de ir suelto y torear más, que con uno del grupo especial y tenerte que ceñir solo a sus compromisos, se coloca con el torero onubense Antonio Borrero “Chamaco».

No obstante como torero de responsabilidad y hombría posteriormente va también en las cuadrillas de José Fuentes, Antonio José Galán, Manuel Benítez “El Cordobés” (en la etapa de su reaparición en el año 1979), Miguel Márquez, Rafael de Paula, Pepe Luís Vázquez (hijo), con el que echa una temporada magnífica ganándose el respeto y el cariño de todos los miembros de esa torerísima casa.

Pepín Fernández, orgulloso, genio y figura en el conocimiento profundo de la lidia, actúa posteriormente al lado de otro torero sevillano, Manuel Ruiz Regalo, “Manili», en un momento muy difícil para el valiente torero de Cantillana, cuajando otra excelente temporada, teniendo que apechugar con bastantes corridas de las llamadas duras.


Antonín de la Rosa, Finito de Córdoba, Pepín Fernández y David Domínguez.

Pepín con su gran amigo Rafael González (Chiquilín) al que también perteneció en su cuadrilla

 

En tardes libre de fechas, como queda expuesto, acude a torear con otros matadores: “Parrita”, José Luís Galloso, Florencio Casado “El Hencho», Femín Vioque, y un largo etcétera. Significar que, de todas éstas cuadrillas, su presencia en la de Paco Ojeda, marcó el cénit de su carrera. Completamente feliz, y cuando más disfrutaba de su profesión, una lesión en su pie derecho le impide actuar con normalidad, por lo que tiene que pasar por el quirófano para ser intervenido quirúrgicamente. Pasa un tiempo, y al parecer ya recuperado, pasa a formar parte de la cuadrilla del diestro Juan Serrano “Finito de Córdoba», en su último año de novillero.

 

 

Pero la fortuna le vuelve a ser esquiva, tiene que ponerse por segunda vez en manos de los cirujanos, para ser intervenido de la misma lesión, perdiendo de torear la corrida de la alternativa del diestro del Arrecife y algunas otras más, incorporándose de nuevo en la misma temporada, sin estar completamente restablecido. En la siguiente de 1992 la inicia a las órdenes del mismo espada, volviendo a recaer otra vez y del mismo problema. Este inesperado contratiempo le desanima y de qué manera. Consulta con los doctores y al no tener seguridad de quedar completamente apto para su profesión, decide no entrar más a quirófano. Y, así es como en un momento “durce» de su vida profesional, se ve

obligado a tomar la peor de las decisiones…retirarse de la práctica activa del toreo.

– Dolorosa decisión la tuya.

– ¡Ya lo creo! Nadie sabe lo que sufrí y el trabajo que me costó poder asimilarlo. Pero, ya no podía torear más de la manera en que me encontraba. Pegando “cojetás” por los ruedos… así era imposible poderme desenvolver como yo quería con los toros.

– ¿Tan mal te quedaste como para no continuar?

– Sí, de facultades perdí un sesenta por ciento. Entre las dos operaciones solo me dejaron medio pie. Por eso opté por la retirada con todo el dolor de mi corazón. La decisión de irme de los toros fue dolorosísima y muy complicada para mí y mi familia a la que tenía que atender. Cuando me coloqué con Juan Serrano Pineda, quise terminar mi carrera con él. Sin moverme de mis lares, pero no tuve suerte por la maldita lesión. Mis compañeros en especial el maestro “Finito» me animaron a continuar, pero no se puede estar ante la cara de los toros con unas zapatillas ortopédicas, y porque yo no servía tampoco para taparme. Fui lidiador y así quería continuar hasta el final, pero no pudo ser, me fue imposible.

– En Córdoba hay muy poquitos toreros de plata que posean un historial tan brillante como el tuyo -así lo reconocen una gran mayoría de aficionados- por el contrario otra gente te tacha de polémico y conflictivo.

¿A que es debido que te cuelguen ese “sambenito”?

– Quizá sea porque yo nunca tuve el menor problema en decir la verdad de lo que sentía en cada momento a los toreros o a los taurinos, dentro o fuera de la plaza, de igual forma que defendía aquello que me había ganado con tanto esfuerzo.

– ¿Arrepentido de algo?

– De nada absolutamente. Cada uno tiene que ser consecuente con sus principios y yo lo he sido. Siempre me tuve por un hombre responsable que se tomó muy en serio su profesión, e incluso con todos los matadores que he estado me aceptaron las críticas cuando se equivocaban, porque sabían que era muy honrado con ellos y que me jugaba siempre la vida con los toros, para que la lidia les resultará lo más fácil posible y les pudieran cortar las orejas.


Paco Ojeda, Martin Recio, Pepin Fernández y Pedrín Sevillano.

– ¿También con Paco Ojeda?

– Paco Ojeda era un hombre con fuerte carácter pero no llegamos a tener que discutir nunca, porque creo que sentía por mí el mismo respeto que yo por él, con el agravante, de que encima le admiraba por lo buen torero que era. Paco llegó a tenerme desde el primer instante mucha confianza… ¡Mira! te voy a contar una anécdota para que veas hasta donde llegaba a confiar en mí. Cuando Ojeda me llamo para torear con él, fue al inicio de su segunda etapa como matador de toros. Las últimas corridas de esa misma temporada las acabo con mucha fuerza, tal fue así que le llovieron las ofertas de apoderamiento. Haciendo uso de la confianza que me tenía, me pidió consejo acerca de quién -a mi parecer- era el mejor para llevar su carrera. Aquella temporada a pesar de cerrarla en triunfo no le dio dinero suficiente como para poder terminar una casa que se estaba construyendo. A Paco Ojeda la recomendé lo llevará José Luís Marca, porque este quería “cogerle” en exclusiva dándole unos dineros en el momento de la firma, y el resto a la finalización del contrato. Paco me lo agradeció, firmó la exclusiva, terminó su casa, y se cumplió lo que le dije: “antes de que finalice el contrato te va a pedir apoderarte”, y así fue.

Pepín le Hace un quite a Paco Ojeda

– ¿Qué pasó para no continuar con él?

– Cosas que nos pasan a algunos toreros cuando alguien intenta pisotear tus derechos. El torero pasó al grupo especial de matadores de toros, y había quien quería que los subalternos cobrásemos honorarios del grupo B a lo que me negué rotundamente. Así que al finalizar aquella temporada cogí el hato y me marché.

 

 

El Cordobés y Pepín Fernández una foto cariñosa prueba del cariño que les une<

– ¿Con cuales toreros te sentiste más a gusto?

– Con Manuel Benítez “El Cordobés» llegué a sentirme torero. Fue una de mis grandes satisfacciones cuando me coloqué con él. Recuerdo que ese día fue el más feliz de mi vida y que estará enmarcado para siempre en mi corazón. Para mí “el Benítez” ha sido el torero más importante, con más tirón, con más fuerza y personalidad de todos los ha habido.


 


Es muy difícil que salga otro que mande en el toreo de la forma que lo hizo él. Creo que Córdoba no se ha dado cuenta todavía de la importancia que este hombre tuvo en el toreo a nivel mundial… Otra gran satisfacción fue ver de cerca el nuevo resurgir de Paco Ojeda, cuando nadie daba un duro por él. Hubo un momento que parecía que podía coger la fuerza del Benítez pero resultó imposible. Ojeda era un hombre de cuarenta corridas. Pasando de ahí se desfondaba.


Pepín Garrido, Triviño, Poquito Ruiz, El Cordobés, Pepín Fernández Goyesca Ronda.

Foto Framar

– ¿Que recuerdo te quedó de “Manili»?

– ¡Buenísimo! También. Con él tuve la suerte de torear aquella célebre tarde de los Miuras en Madrid, qué fue la que lo puso en figura del toreo. Fueron dos temporadas muy duras pero muy bonitas. Tampoco quisiera olvidarme de dos toreros muy importantes para mí: Rafael de Paula y Pepe Luís Vázquez, con los que me sentí además de a gusto muy torero, y con los que viví momentos mágicos.



También fui muy feliz con esos otros toreros más modestos que tienen menos oficio y técnica, por la falta de práctica, y que por desgracia tienen que “apencar» con corridas mucho más duras. Con ellos también disfruté, aunque tuviera -las mayorías de las veces- que pararle los toros de salida, llevarlos al caballo y enseñarles a embestir… si tenían la condición de hacerlo. Éstos hombres eran los que verdaderamente te agradecían y reconocían tu labor. Ahí sí que no existía “conflictividad” con nadie, porque el único conflictivo era el toro.

– ¿Porqué crees tú que ahora los subalternos intervienen tan poco con el capote durante la lidia?

– Eso verdad lo que dices. Hoy la mayoría de las veces no los ves nada más que en la suerte de banderillas. Antes salían un porcentaje bastante elevado de toros que se emplazaban en los medios o en chiqueros, y sin que nadie te dijeran nada tenías que resolver tú la “papeleta” e ir a por ellos y correrlos. Ahora sin embargo esas situaciones se dan menos y en cualquier caso vemos que es el matador quien las realiza la mayoría de las veces.


– ¿También puede que sea producto de su escasa preparación dada la juventud de muchos de ellos?

– Que no te quepa la menor duda. Ahora salen de las escuelas taurinas en las que han cogido la “triquiñuela” banderilleando en el carro y… ¡Hala! a torear corridas de toros. Antes para colocarte con un torero lo primero que te exigían era que tuvieras “oficio”. El sindicato no te daba el carnet profesional si anteriormente no habías hecho el aprendizaje ahora le dan el carnet de banderillero o de picador a cualquiera. También es debido a que el toro de ahora tiene menos raza se mueve bastante menos, aunque sea más grande y tenga más pitones que los de mis tiempos pero, eso sí, con mucha menos fiereza, que es lo que de verdad nos asusta a los toreros.

Foto Ladis

– Tú con que te encontrabas mejor ¿con el capote o con las banderillas?

– No cabe duda que colocar un buen par de banderillas tiene un gran mérito y es muy bonito. Yo he llegado a dominar la suerte perfectamente y por los dos pitones, cosa que no pueden decirte todos. En casi todas las plazas importantes me desmontaré, pero ¡escucha una cosa! con lo que siempre me he encontrado más a gusto ha sido con el capote. Lidiar bien a un toro es mucho más reconocido y agradecido por tu matador, por los profesionales y por los buenos aficionados. Yo puedo presumir de haber sido uno de los mejores capoteros de mi época.

– Dicen que, ¿el mejor capotazo es el no se da?.

– Ese caso podría darse ante un toro…llamémosle bobalicón, suave, sin fuerza…un torito de los que hoy se crían para las figuras. Pero ante el toro que “arrea”, que tiene transmisión y fiereza como el de mi tiempo…a ese que se le pegaba tres puyazos y tres quites, con ese había que emplearse de manera seria y responsable con el capote. Ese toro que de salida se emplazaba en la puerta de toriles, o se te paraba en los medios…había que ir a por él como un perro. Hoy no ves a ningún banderillero parar un toro, porque todos en general de salida se estrellan en los burladeros.

– ¿Como es el capotazo bueno?

– El bueno, bueno y eficaz, es aquel que le echas el capote a la cara y sin que te lo enganche y templándolo mucho, llevarlo hasta el final, si es que toro tiene condición.

– Todos los profesionales del toro han tenido un espejo donde mirarse.

¿En cual te has mirado tú?

– Yo en el sevillano Antonio Chaves Flores. Solo te diré una cosa y abrevio. Ver a ese torero con la capa, y en banderillas lo cumplidor que era… ¡Lo que hacían antes los buenos toreros!, y ver su colocación siempre perfecta, dar los capotazos necesarios cuando había que darlos, y taparse en su momento… ¡se me caía la baba!. Yo coincidí en bastantes corridas con él, además era muy buena gente. Decía que el día que tuviera que pedirle corridas a alguien, se quitaba del toreo.

– Pepín, ¿Cuantas veces tuviste que coger el olivo?

– Yo intentaba saltar la barrera lo menos posible, pero saltar por saltar para que te vieran lo ágil que estabas no, porque ya de novillero me produje una lesión grave, (fractura de escafoides en ambas muñecas), y yo hacía las cosas como había que hacerlas y si en algún momento me veía apurado, me valía de mis piernas. Otra y mucho más grave fue la que me quitó del toro, porque fue así como me fastidié el pie derecho, toreando con “Finito», en la plaza de Jerez de la Frontera su última novillada, al salir comprometido en un par de banderillas.

– Los buenos profesionales ¿se entienden con la mirada?

– Solo con el rabillo del ojo sabías lo que te pedía el compañero. Yo he tenido excelentes profesionales siempre a mi lado. Responsabilidad y conocimiento de la lidia es lo principal que hay que tener para ayudar al matador a cortar las orejas.

Una última pregunta y acabamos.

– ¿Qué opinión tienes de lo que está pasando con la Fiesta de los toros, en estos momentos.

– El daño que se le está haciendo a la Fiesta es inmenso, irreparable. Sobre todo para aquellas familias que viven del toro y que sabe Dios cuando va a

volver a ganar un sueldo. La cantidad de suspensiones que ha habido este año y las consecuentes pérdidas económicas para estos hombres, y con lo doloroso que es ver la cantidad de animales de sangre brava desfilar camino del matadero…con lo que cuesta criar un toro. ¡Pobres ganaderos!

A ver si acaba ya esta incertidumbre en la que vivimos desde hace más de un año, por culpa de la maldita crisis del coronavirus y las zancadillas de algunos políticos de turno, y vemos como despega de una vez la fiesta de los toros camino de esa ansiada “normalidad”.

Desde luego las CCAA tienen en su mano la posibilidad de permitir los festejos, dependiendo, claro está, de la situación sanitaria. Veremos que pasa, aunque creo que es una auténtica incógnita y más cuando ya estamos metidos en el mes de marzo.

– Alguna cosa más?

– Pues sí. Quiero darte las gracias a tí, en primer lugar, por tu paciencia para conmigo. Porque no es fácil ni para mí, ni para nadie, hacer una entrevista por WhatsApp con lo poco que a mí me agrada expresarme a través de la escritura. Y como no, también agradecer al editor de callejóncórdoba José Luís Cuevas Flores, su extraordinario trabajo en todos los artículos que publica.

– Gracias Pepín.

– A tí siempre amigo Antonio.

Éste es mi amigo José Fernández Serrano, un banderillero de lujo, por su quehacer, por sus formas, por su torería, por su calidad artística en todos los órdenes. El que en su recortada figura escondía un torero poderoso y seguro, siempre bien colocado, exacto y medido; eficaz en la plaza, y haciendo las cosas con la profesionalidad que requiere ser un número uno en lo suyo, y siempre en defensa de los intereses de su matador.

Hoy en el Coso de los Califas y en tarde de toros, ocupa silla en el palco presidencial a la izquierda del presidente… se lo tenía ganado.

 

 

 Antonio Rodríguez Salido-Compositor y letrista

Escalera del Éxito 176

 José Luis Cuevas

Musico Pintor Y fotógrafo

Montaje y Editor

Escalera  del Éxito 254

Matías Prats y Pepín Fernández

Mozo espada de  Andrés Vázquez y hombre confianza de siempre Tito, García Montes Lali, Andrés Vázquez Pepín Fernández y Vallito.

Pepín Fernández, José María Manzanares, José María Montilla y el cuarto  no recuerdo el nombre

José María Montilla y Pepín Fernández

 

El Pireo, Paco Asencio, pepino Fernández, El Medias y Zorito.

En Belméz.

Manolo Bejarano, Manolo Rodríguez Moyano y Pepín Fernández

Pepín en el callejón de los Califas

Carmen Sevilla, Y Pepín Fernández.

Paco Ojeda y Pepín Fernández.

Manolillo de Valencia y Pepín Fernández.

Vuelta al ruedo en banderilla en Córdoba festival de las Angustias.

Pepín Fernández, Piedrín Sevilla, Utrerita «sobresaliente». Antonio codesera, Capea, El Brujo,   Salvador Mate, Curro de la Rival. Despedida del Capea en Madrid con 6 de Victorino Martin.

 Pepín Fernández y Paco Ojeda 

Antonio Cobos, Pepín Garrido, Pepín Fernández, y Trivillo

GOYESCA RONDA Manolo Vásquez, El Cordobés, y Manzanares.

Goyesca en Pozoblanco con Currillo.

Paco Sánchez Saco, m. Saco Córdoba Pepín Fernández y Angelín. 

FOTO R.PEDROCHE

El Gasolina, Alfonso Galán, Pepín Fernández, y el Rubio de Sevilla.

Goyesca en Benalmádena.

Manolo Triana, el Zorro de Toledo, Pepín Fernández, el PIPO !un genio! Y José Fuentes, Orduña.

Lucero Tena Corral de la Morería Madrid.

Feliz García, Pepe Luis días, José Fuentes, y Pepín Fernández.

Granada.

Fosforito, y Pepín Fernández.

Antonio Cobos, Pepin Garrido, Pepin Fernandez, y TrivilloGOLLESCA RONDA Manolo Vasquez, El Cordobes, y Mansanarez